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martes, 22 de julio de 2014

Capitulo 77


Bueno, creo que este sera el último capitulo porque se que queríais un final más completo. Me ha encantado escribir otra historia, incluso he empezado  una mía propia. Quizás publique aquí un capitulo para que me digáis si os gusta. Espero que hayáis disfrutado leyéndolo tanto como yo al escribirlo.
Os doy las gracias por haber estado ahi leyendo y esperando bastante para ello. y de todo corazón me encantaría saber vuestra opinión de todo
PD: siento las faltas pero este lo acabo de escribir y lo quiero publicar ya ya yaaa jajaja
Un besazo!


Y ahí seguimos a escasos centímetros, aun agarrándome para que no me caiga al vacio. Mirándome fijamente baja poco  a poco su cabeza hasta que esta tan cerca de mí que puedo sentir su aliento y oír su corazón latir fuertemente… ¿o es el mío?

-Sé que estoy loco, pero lo estoy por ti- susurra segundos antes de besarme.
Sin palabras. Ese beso me dejo sin palabras, sin excusas. Solo quería sentir y disfrutar de aquello.

Desde ese día mi vida cambio. No digo que olvidara como de miserable había sido mi vida, una de las cosas que bien aprendí de mi padre es aprender del pasado, de vendar heridas pero continuar de la mejor manera posible.
Un día meses después de aquello Tobías vino a hacerme una visita, decía que tenía un regalo para mí. Últimamente en el pueblo había una extraña sensación, quizás me estaría volviendo loca pero sentía a veces algunas miradas al pasar o alguna que otra persona cotilleando de mí a mis espaldas. Christopher se mudo conmigo pero como está decidido en quedarse a mi lado está trabajando en el pueblo y demás.

El regalo de Tobías se basaba en ponerme guapa y en un vestido. Me puso el pelo recogido con rizos sueltos y una diadema de flores blancas y doradas en el pelo. La uñas (INCREIBLEMENTE BONITAS DESPUES DE MIL CREMAS) las pinto de dorado con copos blancos, el maquillaje era suave pero bonito. Después el vestido era largo del banco más puro que podrías ver en tu vida. Era con mangas hasta el codo con un encaje suave y delicado, apretado en el pecho y la cintura para después caer levemente por el suelo dejando una cola del vestido que me arrastraba cuando andaba.
-¿Tobías? ¿Por qué estoy vestida así?- le pregunte más de una vez. Y el siempre me decía que cuando él estuviera conmigo tendría que vestir elegante porque era algo especial.
-¿Damos un paseo?- me propuso
-¿Vestida así?- pero no pude con él y me saco de casa. Caminamos por un sendero detrás de la aldea de vencedores no mucho, pero entonces llegamos a un prado donde había gente sentada en troncos haciendo como un círculo, donde en el interior estaba Christopher y un hombre más. El lugar había sido decorado con bandas doradas y verdes y flores de mil colores. Había un violinista que empezó a tocar cuando Christopher se acerco a mí. Tobías se alejo unos pasos.
-Johanna- dijo Christopher
-¿Qué está pasando aquí?- dije con voz estrangulada
-Quería preguntarte algo-dijo él mientras hincaba la rodilla en el  suelo y sacando un anillo con una esmeralda - Se que durante un tiempo hemos estado juntos de nuevo. Sabes mejor que nadie que las palabras no son lo mío, pero tenía que pedírtelo. Te amo. Te amo más que nada o nadie en el mundo y espero que tu también lo hagas y aceptaras casarte  conmigo.- dijo mirándome con esos grandes ojos verdes- ¿Qué me dices Johanna? ¿Querrías hacerme el honor de ser mi esposa?
-Sí, seria todo un honor ser tu esposa.
Imagínate una boda de cuento y no llegaría ni a la mitad de lo que fue. Tobías me acompaño al altar, mi dama de honor fue Caroline. La hermana de James, Ana fue la que llevo las alianzas. Llovieron pétalos de flores, la gente canto y bailo después de la ceremonia, muchos lloraron en la ceremonia, nos desearon felicidades por la celebración…etc. Mágico. El regalo de boda de Caroline fue un caballo negro precioso, me daba cosa aceptarlo porque se veía de raza pura.
Fui feliz, mucho. Pero lo más bonito lo hizo Christopher al llegar el atardeces me llevo en caballo hacia el cementerio y allí ambos pusimos flores en varias tumbas.
La de James, el chico que fue mi compañero de Distrito en mis primeros juegos del hambre.
La de Blight, mi mentor y mi compañero en los 2 juegos, el 3 vasallaje de los 25.
La de mi madre, junto a la de mi padre.
La de Ethan, asesinado por Enobaria.
La de mi abuelo, el hombre más sabio que conocí jamás.
Antes de irnos Christopher me cogió de la cintura para acercarme a él.
-Johanna, quiero que formes un nuevo futuro junto a mí. Pero te aseguro que nunca olvidaremos el pasado.- y allí delante de todas las tumbas me volvió a besar.
Año después tuve mi primer hijo, lo llamamos James. Era moreno de ojos verdes, muy tranquilo siempre dormía en mi regazo. Tiempo después llego una chica, con ojos verdes aun más grandes que su hermano mayor con mi pelo y mi nariz, además de mi carácter. La llamamos Jimena, como mi madre. Era curiosa y estaba siempre de un lado a otro. Ese año nos encontramos un cachorro de labrador negro y lo adoptamos, lo llamamos Pipa y se hizo inseparable de los niños.
Todos los años visitábamos a Annie, a Peeta y Katniss. Incluso Gale se pasaba por casa, aparte de Tobías que siempre venia por navidad y demás.
Peeta y Katniss tuvieron dos hijos, una chica y un chico. La chica tenía el pelo oscuro de su madre y los ojos claros de su padre, era la mayor y siempre era muy protectora con su hermano. Se llamaba Rose de Primrose como la hermana de Katniss que falleció, su hermano tenia los rizos rubios del padre y los ojos grisáceos de la madre, le llamaron Gale.
Annie tuvo un hijo de Finnick era igual que su padre por lo que le puso su nombre. Mirarlo a veces era doloroso porque se parecia tanto a Finnick... pero con los años se volvió a casar ¿A que no adivináis con quien? Si, con Gale. Ambos eran dos personas con el corazón roto y entre ellos se ayudaron en sanarlo. Tuvieron una hija preciosa con el pelo moreno de Gale y los ojos de color del mar de Annie. La llamaron Victoria.
Cada dos semanas nos reuníamos o en distrito 12, o el 4 o el 7. A estas reuniones venían también Haymitch, Tobías, Voltios incluso Effie. El amor poco a poco empezó a surgir entre los más jóvenes que cuando ya eran adolescentes empezaron sus romances. Mi hijo fue el primero en declararse James no tardo mucho en decírselo a la hija de Gale y Annie, Victoria. Después el hijo de Finnick y Annie, el más mayor de todos se lo propuso a la hija de Katniss y Peeta algo más chica que él, aunque Rose no tardo mucho en aceptar.
Pero sin duda el más bonito y gracioso fue el hijo de Peeta y Katniss, Gale, que había cogido las aficiones de sus padres de cazar y de hornear. Y lo que hizo fue hornearle un pan con una tarjeta dentro y la clavó a una flecha y mientras mi hija Jimena estaba en el bosque recogiendo fresas para la cena de aquella noche se la lanza a un árbol  cercana, tal susto se llevó ella que huyo durante dos semanas de él. Pero el amor es caprichoso, que me lo digan a mí. Semanas más tardes Jimena se escapo de su cuarto una noche y entro a hurtadillas en el de Gale, que sus padres se habían quedado con nosotros varios días y dándole un susto lo despertó.
-Bueno, ahora que estamos en paz. Acepto salir contigo.- le dijo riendo>>
-Aaaah.-dijo mi nieta. Su pelo moreno y sus ojos verdes eran como los de su madre, pero los gestos eran de su padre.- ¿Entonces los amigos que vienen hoy son esos? ¿Mis abuelos también?
-Claro que si cariño ve a ayudar a tu hermana, corre.- le dije dando una bandeja de galletas para que se a diera a su hermana, una chica rubia de 11 años que y ojos grises.
-Cariño.-Me vuelvo y veo en la puerta a Christopher a sus casi 50 años está todavía tan guapo como cuando me beso por primera vez.
Pero de repente entran en las casas dos niños corriendo, los gemelos de la casa ambos morenos y de ojos claros que a sus diez años son los más revoltosos del lugar, perseguidos por su hermana pequeña una niña de 7 años que llevaba el pelo moreno tan largo y rizado como yo a su edad, algo más que las dos compartimos al igual que el nombre. Se llama Johanna y es la más parecida a mi.
-Abueeeeeela- gritan los tres al abrazarme- Te hemos echado de menos ¿Hay galletas? ¿Guanda ha tenido los cachorritos ya?- me atosigan de preguntas.
Ya a la noche con los niños acostados nuestros amigos cenando y disfrutando, Christopher y yo nos vemos al acantilado a ver las estrellas.
-¿Sabes qué?- me dice- Creo que ni en sueños habría tenido una vida como esta
-Hablas como un viejo-le suelto
-Somos viejos
-Dilo por ti- y me rió- Yo quiero conocer a mis biznietos- y me besa.


<<Me llamo Johanna Mason, tengo 2 hijos maravillosos, 5 nietos preciosos, un marido que me ama, amigos que siempre están ahí. No necesito nada más, todos ellos me aceptan y me conocen saben cómo tuve que  vivir para sobrevivir pero les da igual, es más están orgullosos de mi y sé que los que están arriba en el cielo lo están también… JODETE SNOW>>

viernes, 20 de junio de 2014

Capítulo 76


-No seas tan impaciente, niña…

<<Volví al Distrito 7, allí enterré a Ethan que como no tenia familia descansó junto a la mía.Al funeral asistieron unos pocos entre ellos Annie, Gale, Peeta y Katniss,incluso Tobías estuvo.
Pasaron los días, las semanas… me mudé a mi antigua casa en la aldea de los vencedores. Te resumo la situación, del distrito sólo quedaba viva una vencedora: yo. Los demás habían fallecido en la guerra.  En ese momento sí,estaba sola, pero me negué a caer en una depresión. Estaba triste pero estaba viva. Al menos lo suficientemente viva.
Por las tardes me ponía el regalo de mis abuelos, la caperuza roja, y paseaba por el bosque. No tenía ningún motivo pero lo hacía, seguía teniendo comida en casa y a veces llamaba por teléfono a Annie y Katniss.
Habrían pasado meses desde que llegué cuando decidí ir por primera vez al centro de la ciudad. Quizás, sólo me picaba la curiosidad por saber cómo estaba Caroline o…Christopher. Mi primer y estúpido amor. Me encontré con mi mejor amiga, Caroline que estaba comprando en una tienda del mercado. Cuando me vio tuve miedo de su reacción ¿pasaría de largo? ¿Me daría con la barra del pan? Pero no. Simplemente de la sorpresa dejó caer la cesta donde llevaba la compra y corrió hacia mí con lagrimas en los ojos.
-Estás viva, estás viva- repetía
-Lo sé- le dije mientras le devolvía el abrazo.- Te lo dije, te dije que volvería a casa.
-No me lo puedo creer- sollozó- Tengo tanto que contarte, tienes tanto que contarme. ¿Tienes tiempo?
-Todo el del mundo
Me llevó a su casa y me contó que su primer hijo había muerto, porque estaba en el lugar y momento equivocado, pero su marido estaba bien. A pesar del dolor de aquella pérdida su sonrisa no estaba del todo perdida y el motivo era que estaba embarazada de nuevo. Ella me aseguraba una y otra vez que no habría forma de remplazar al hijo perdido, que siempre lo recordaría y que es un dolor extraño, como si te quitaran un trozo del alma. Luego yo le conté todo, TODO.
Desde ese momento ya no estuve sola, ella venía a casa todos los días salíamos y demás. Pero de Christopher no supe nada, nunca lo vi e incluso aunque le pregunté a Caroline ella me dijo que se apuntó de voluntario para luchar y no supo nada más de él.

Quizás esté muerto, es lo más probable.

Por  verano los habitantes del distrito 7 aprovechan los descansitos del colegio o del trabajo y se bañan en los ríos o lagos del distrito. Por suerte, detrás de la cabaña de mi abuelo hay un estanque enorme de agua tan cristalina que se puede ver el fondo claramente. El caso, que un día de pleno calor me fui a bañarme. Como nadie pasa por allí desde que soy chica,me he bañado desnuda. Un día de mucho calor estaba bañándome cuando oi unos pasos que se iban acercando. Desde lo de Ethan siempre iba armada, porque no habían encontrado a Enobaria ni viva ni muerta. Era todo un misterio y quizás podría volver a por mí. Cogí el hacha que llevaba, el hacha dorada que gané en mis primeros juegos del Hambre y me sumergí en el agua.
Cuando oí y pude ver la sombra de una persona saqué la cabeza y me encontré un chico con rostro sorprendido. Era alto, y muy guapo,con el pelo cobrizo y de ojos tan verdes como el bosque, algo en sus ojos o en su expresión se me hizo familiar. No me salía el nombre, pero estaba segura que lo conocía.  Iba vestido de militar, con la ropa del ejército rebelde que en alguna zonas seguía luchando, con botas altas marrones y una maleta cruzada en la espalda color verde.
Nos quedamos mirándonos varios minutos y el silencio era sólo interrumpido por los pájaros que cantaban a nuestro alrededor.Era incapaz de recordar su nombre.
Como no decía nada, pensé en salir. Y di gracias por tener el pelo tan largo que pude taparme el pecho que era lo único que se veía al intentar alcanzar mi toalla sin salir del agua. Deje el hacha a mi lado por si acaso.
-¿Sabes que mirar a una mujer bañarse no dice nada bueno de ti, no?- le dije- Al menos debería saber tu nombre.- dije poniéndome rápidamente la ropa y la capa roja por encima
-¿Eres tu Johanna? ¿Johanna Mason?- preguntó aún con una expresión de sorpresa mezclada con… ¿alegría? No estaba segura.
-Sí- y al decirlo dio varios pasos y me abrazo
-Te he estado buscando- susurró
-¿Qué haces? ¡Suéltame! ¡No te conozco!
-¿No me reconoces?- dijo dando varios pasos hacia atrás- Soy yo,Christopher

No soy mucho de las que huyen pero en aquel momento quería que la tierra me tragara. Así que empecé a correr totalmente desorientada mientras el gritaba mi nombre detrás de mi pidiéndome que parara.
En los límites del Distrito hay varios acantilados bastante peligrosos, imposibles de caer y sobrevivir para contarlo. Así que cuando llegué me quedé sin escapatoria. Al momento él llegó a mi lado y nos volvimos a mirar
-Escúchame-me pidió
-No quiero, entiéndeme ¡No quiero! Me rompiste el corazón, no confiaste en mí. Iba a morir y me quedé sola. Pensé que me querías, lo pensé de verdad.- casi le estaba gritando.
Estaba realmente cambiado y por desgracia mucho más guapo.
-Desde el momento que nos peleamos cada día que te veía me moría por haberte dicho esas cosas, por haber dudado de ti aunque fuera solo un momento…
-¿Y por qué no me dijiste nada?-le grité
-…por ¿orgullo? No estoy seguro, me avergonzaba de mi mismo. Cuando empecé la guerra y oí que seguías viva no lo dudé y me apunté a la guerra. Tenía que encontrarte y decirte mis motivos, no para obligarte a perdonarme si no que quería tu comprensión. Cuando llegué al Capitolio hace unas semanas me dijeron que no sabían mucho de ti pero que un amigo tuyo había fallecido en el distrito 4 y fui. Allí me dijeron que una pareja fue herida y que el chico murió, pero de la chica no sabían nada. Perdí la esperanza, incluso pensé que habías muerto. Pero volví a casa y me encontré con Caroline la cual me dijo que no sólo te había visto sino que además habías preguntado por mí,y eso me hizo pensar y crearme muchas dudas.
Me miró fijamente:- Dime la verdad, ¿aún te importo?
-Aunque pienses lo contrario, no soy una mala persona y claro que me importas. A pesar de ser el más capullo del distrito.
-No hay excusas para lo que dije, quizás solo era porque estaba celoso. ¿Sabes? Nunca había estado enamorado y verte allí sufrir por otro chico aunque estuviera muerto me descompuso. Fui el más capullo del lugar, pero se lo que siento.
-¿Y que sientes?- ya no le estaba gritando
-Se que te quiero, y sé que es mucho pedir que después de tanto tiempo, después de todo lo que te hice pasar me sigas queriendo.  Por desgracia soy un humano egoísta que no quiere compartirte, que es ese momento no te respeto. Pero quiero que sepas que desde este momento aunque no me quieras ver, estaré ahí siempre para ti. Para todo lo que necesites. Porque te quiero y aunque pienses que estoy loco yo creo en el amor verdadero y se que tu eres el mío, Johanna.

-Estás loco- y resbale al poner el pie mal, pero por suerte él me agarró por la muñeca antes de una muerte segura.

lunes, 16 de junio de 2014

Capitulo 75


-Tu…- digo he instintivamente me coloco delante de Ethan- ¿Qué haces aquí?
-Mi madre tenía razón, la mala hierba nunca muere- dice con voz asqueada
-Si lo dices por ti no puedo estar más de acuerdo- y noto como Ethan intenta ponerse a mi lado, pero se lo impido.
-Además también decía que los cobardes suelen bromear minutos antes de morir. Como tu.-En ese momento Enobaria sonríe con sus dientes modificados y puntiagudos- Quiero venganza, y no me pienso ir de aquí sin ella.
-¿De qué habla Johanna?- me susurra Ethan
-¿No lo sabes? ¿Tan tonto eres que no sabes lo asesina que es tu estúpida novia? Anda ve y cuéntale.
Le miro no sin antes mirar con odio a Enobaria.
-En mis primeros juegos, mate a su hermana. La mate y disfrute, porque ella había matado a mi compañero de Distrito, y era ella o yo. Así eran y son los Juegos.-vuelvo a mirar a Enobaria. ¿Lo siento vale? No tengo culpa de las reglas de los Juegos, solo tengo lo culpa de haber disfruta de mi venganza. Pero a él lo dejas.

Sonríe, con malicia. Sé que como ataque estoy perdida seguro que esta armada y no solo me refiero a un arma sino que también tiene sus monstruosos dientes. No puedo permitir que le hagan daño a Ethan y menos por mi culpa.
-Vete- le digo en voz baja- Esto no tiene que ver contigo, vete.
-Ni de coña- me dice- mi lugar está aquí.- y se pone a mi altura, mientras me coge de la mano con fuerza.
-Qué bonito, el amor. – Salta Enobaria dando unos pasos hacia nosotros mientras saca una pistola- Una pena que no dure para siempre.- Apunta y dispara.

Y Ethan justo en ese momento cae. Y aunque no había soltado mi mano se había puesto delante para parar la bala.

Corro a pesar de que las lágrimas me nublan la vista, a sabiendas de que puedo recibir un balazo me lanzo contra Enobaria. Cuando la derribo ella ríe a carcajadas.
-¿Que se siente cuando tu mundo cae en pedazos bajo tus pies, Johanna?

Intento inmovilizarla, pero me lanza un bocado en el brazo que menos mal que le doy una patada para que la sanguijuela suelte. El grito que sale de mi garganta no sale porque se lanza contra mí.
No sé donde se encuentra la pistola, es un momento confuso mientras intento esquivar todos los golpes que me lanza o sus intentos de más bocados. La mayoría lo consigo, pero me estoy llevando una buena paliza, y estoy perdiendo sangre muy rápidamente.  Consigo en un momento ponerme arriba y empiezo a golpearla cada vez más fuerte. Pero no se cansa y consigue volver a dejarme en el suelo.
Voy a morir.
De esta no salgo, es imposible.

-Suéltala

Enobaria mira para arriba, y es mi momento. Ni lo pienso, cuando utilizo el arma favorita de Enobaria contra ella misma, los dientes. Le muerdo el cuello, asqueada, intentando olvidar el sabor en mi boca. Y solo la suelto cuando estoy segura de que ya no hará mucho.
Cuando me separo de ella, ella huye con ambas manos apretándose el cuello. Con dificultad se levanta y echa a correr sin mirar atrás.
Vuelvo la mirada hacia donde la voz estaba y veo a Ethan de rodillas con la camisa empapada de sangre, y con la pistola en las manos.  Ante mis ojos se desploma en el suelo, y cojeando corro hacia él.
Lo recojo, poniendo su cabeza en mis piernas
-Tengo frió- dice con los ojos buscando los míos.
-Lo sé, lo sé. Shhh, no te preocupes- le digo llorando- vas a estar bien vendrán a ayudarnos y te pondrás bueno.
-No mientas, se te da fatal- dice sonriendo.- Johanna
-¿Qué?
-Te quiero
-No me dejes, por favor, tú también no.- susurro rota
-Jamás lo hare. Estaré…siempre- tose violentamente-…junto a ti.
-Por favor- lloro- no, quédate, te necesito.
-Dilo-me dice
-Te quiero, Ethan, tanto que no puedo dejarte ir.- confieso abrazándole tan fuerte como para impedir que exista la mínima distancia entre nosotros, para no permitir ni siquiera a la muerte que también me lo robe.
-Pero debes hacerlo…-y se va quedando dormido, como un bebe en mis brazos

-No, no- No noto apenas su pulso, le cojo su cara en mis manos y con suavidad le beso empapándole de mis lágrimas- Te amo, te amo, te amo…


“Y así fue como Johanna Mason volvió a quedarse sola. Había encontrado el amor, un amor puro y verdadero que le fue arrebatado tan rápido que apenas lo vio venir. Y volvió a estar rota y vacía, como un muñeco desechado…
Había sobrevivido a dos Juegos del Hambre, a una guerra civil, a numerosos enfrentamientos, pero aun así….”



-Pero, yo no lo entiendo- dijo una niña de 5 años cruzando los brazos y poniendo una mueca seria, bueno intentándola.- ¿Y al abuelo cuando lo conociste?

lunes, 2 de junio de 2014

Capitulo 74


De repente abro los ojos y exhalo violentamente, como si llevara sin respirar mucho tiempo. Ciega, totalmente ciega es como acabo. No veo. ¿Estaré en el cielo? ¿Es posible que el cielo sea tan blanco?
Vuelvo a cerrar los ojos, asustada. Y me obligo a pestañear varias veces hasta que puedo ver, tumbada en una camilla miro al techo de lo que parece una sala de hospital. Me incorporo y veo que no hay nadie a mí alrededor, aunque si puedo apreciar el ajetreo que hay en el pasillo ya que mi puerta está abierta y no paran de pasar enfermeros y médicos de un lado para otro.

Tengo varias vendas por el cuerpo, pero estoy perfectamente incluso me siento con fuerza. Me levanto y veo que voy solo con una bata y el pelo suelto y largo, salgo al pasillo cuando un medico me para.
-¿Qué hace usted fuera de su cama?

-¿Dónde estoy?
-En el Hospital del Distrito 2, por favor vuelva  a su habitación.
-Pero… ¿están aquí los demás?
Alguien me pone una mano en el hombro, y estoy a punto de darle con el codo cuando dice: Sera mejor que le hagas caso, Mason.
-¿Annie?- digo al darme la vuelta.- ¿Qué haces aquí? ¿Y Finnick?
-Esto…- y antes de decirme nada rompe a llorar, no hace falta que me diga nada, yo también empiezo a llorar y las dos nos fundimos en un abrazo el cual poco a poco acabamos en el suelo llorando como dos niñas que han perdido parte de su corazón.
No sé cuánto tiempo, no sé cuantas personas pasaron de largo al vernos. Nos teníamos mutuamente, nadie más que ella sabía como yo me sentía, nadie como yo comprendía el dolor de su corazón. Habían matado a Finnick, ya no estaba el chico simpático y cariñoso del distrito cuyos ojos eran como el mar, y te protegía como un hermano mayor.
Semanas más tarde me encontraba en la playa de la mano de Annie, la cual se agarraba la barriga de embarazada con la otra mano. En el distrito 4 hay una tradición para los funerales sobre todo los de aquellos que eran héroes. Ponían el cuerpo en una barquita blanca y lo rodeaban de hermosas flores que escondían los tablones de madera que para cuando esta se encontraba en dentro del mar se prendían y envolvían en llamas el cuerpo y hacían hundir los restos, todo esto era después de que una persona lanzaba una flecha en llamas. Esta persona solía ser un familiar pero en este caso fue Katniss, la cual había matado a la presidenta Coin, y después de estar recluida y enjuiciada se le había concedido salir del distrito 12 para venir. De Peeta no se nada, ni de Gale…
Me vuelvo a despedir de mi amigo en el momento que pierdo de vista la barca, otras lágrimas surcan mi cara pero me mantengo firme. Aquí no es momento de derrumbarme de nuevo.
De camino a la aldea de Vencedores del distrito 4, Annie se marcha de mi lado y se pone junto a Katniss para hablar, en ese momento alguien me coge del brazo con suavidad.
-Hola- me dice una voz algo ronca al oído
Sonrió levemente- Hola Ethan.- Lo miro, y va vestido de color negro, no como un soldado sino para un funeral como yo. Aunque he de admitir que está muy guapo.
Me paró en seco, y nos quedamos mirándonos a los ojos mientras la gente pasa de largo sin prestarnos atención. Es un momento hermoso, de reencuentro donde no hace falta las palabras nuestros ojos lo dicen todo. Nos sonreímos embobados, atontados por tenernos cerca. ¿Quién me diría que volvería a sentir mariposas en el estomago?
Me acerco y él me rodea la cintura a la vez que yo el cuello.
-¿Sabes? Me voy a mudar
-¿Qué tiene de malo el distrito 13?- le susurro- ¿Poca luz del sol? ¿Empiezas a sentirte como un topo?
-Creo que encontré una casa más a mi gusto- sonríe
-¿ah sí? ¿Dónde?
-Pues en el Distrito 7, claro está. Tiene grandes bosques, la luz del sol ilumina todo el lugar y creo que necesito salir de ese agujero.
-Qué pena…yo pensaba que lo hacías por mí.
-Siempre lo hare por ti.- y me besa, como aquel primer beso… Quizás nos llevamos minutos allí, disfrutando el momento, respirando el mismo aire, sin nadie alrededor…
-Venga vamos- empieza a andar cogiéndome de la mano.
Veo que estamos solos aun en la playa y que poco a poco el sol se está marchando por el horizonte. 

Caminamos tranquilamente. Y todo es perfecto. Pero me llamo Johanna Mason, mi vida no es perfecta. Sobreviví a 2 juegos del hambre, a la guerra, al maltrato, pero la vida es cruel, no tiene compasión. Y menos conmigo.


Mi pesadilla se encuentra de pie en el camino con los brazos cruzados,… 

sábado, 3 de mayo de 2014

Capitulo 73


Lo único que tengo que hacer es no mirar atrás. Porque si lo hago no tengo garantía de no querer quedarme, de no preferir irme con Ethan a cualquier lugar lejos de esta guerra.

Sería tan fácil

Subo las escaleras blancas hacia el gran portalón de la mansión de Snow, en el momento justo me escondo tras una columna blanca cuando pasan corriendo una patrulla de rebeldes que se dirigen hacia la plaza. No quiero que nadie me vea, que nadie pueda interferir en lo que quiero hacer. No tengo ni idea tampoco de donde están Tobías y su hermano, les deje en la plaza, al menos eso es lo último que recuerdo.

Entro sin problemas, recuerdo la casa de todas las veces que me trajeron, obligada a… a vender mi cuerpo. Mientras ando descuelgo el hacha de mi espalda, con cuidado voy vigilando si tengo compañía. Aunque por el momento no se ve a nadie.

Tengo una hipótesis de donde puede estar, en su despacho. Allí siempre se encontraba cuando yo venía, recuerdo también las rosas blancas que tenia decorándolo. El despacho y toda la casa.

Qué extraña obsesión por las rosas blancas.

Sé que he acertado cuando doblo el pasillo y veo a los cinco agentes de la paz, con sus uniformes blancos y armados, escoltando la puerta del despacho. Dos de ellos tiene una pistola en las manos, en cambio los tres restantes no tienen nada entre manos excepto uno de ellos que tiene una porra con la que juega distraídamente.

¡Maravilloso! Una contra cinco, y solo armada con un hacha, un cuchillo y un arma la cual no se apenas disparar bien.

Necesito un plan…quizás si…no no sería una estupidez…pero… he hecho muchas cosas estúpidas en los últimos años y aun sigo viva.

Vuelvo hacia atrás, pero ahora subo un piso más, y me coloco más o menos encima de los agentes de la paz. Mi única oportunidad es separarlos, si no, no podre colarme en la habitación de Snow.
Pienso…un ruido no me serviría de mucho porque ya han estallado bombas fuera y no se han inmutado, ¿Qué puedo utilizar que yo sepa? Soy una de las pocas vencedoras de los juegos del hambre viva, debería ser capaz de hacer esto, siempre he sido capaz de ser yo misma sin importar lo que le puedan hacer a mis seres queridos… ¡ESO ES! ¿COMO HE PODIDO SER TAN TONTA?

¿Cuál era la debilidad de todo vencedor? ¿Cómo se tiene a un población entera comiendo de tu mano sin rebeliones? ¿Qué era Snow capaz de hacer por el poder?
Eso es, el amenazaba a tus seres queridos. Yo misma viví eso, al menos los primeros años, ya cuando me quede sin nadie a quien proteger todo me fue importando una mierda.

Y ahora lo más importante… ¿A quién quiere Snow? ¡A su nieta! Su adorable nieta, la famosa nieta de Snow ¿Quién no la conoce si suele salir mucho en la tele con su abuelito?
Agarro fuertemente el arma, y me escondo detrás de un mueble. Desde aquí puedo disparar perfectamente y es difícil de verme. Ahora simplemente cojo aire

-¡Abuuuuuelo! ¿Dónde estás? – chillo con voz muy aguda, haciendo memoria para imitar la de la niña famosa de la tele.- ¡Socorro! ¡Ayuda!

Oigo al menos un par de personas que suben corriendo por las escaleras. Y el primer agente de la paz se me pone a tiro. 3…2…1…disparo y muerto. El segundo se gira hacia los lados confuso y algo asustado. A este simplemente le disparo y cae al suelo segundos después soltando el arma y agarrándose el costado.
Espero un minuto pero nadie más aparece. Salgo de todas formas lentamente de mi escondite, los dos agentes de la paz que se encuentran en el suelo ya no son blancos, sino ahora más rojos que blancos, eran los que llevaban las pistolas. Han venido los que suponía.

Bajo, y sin que me vean los tres restantes saco el hacha, apunto al que tiene la porra y le acierto de lleno en la cabeza. El sonido es espantoso, y hace que uno de los agentes de la paz que quedan chille como una cría de cerdo.
Ahora sí que salgo de la sombra.

-Hola- digo- Hagamos esto mucho más sencillo ¿queréis? Vosotros os vais sin avisar a nadie y yo no os mato ¿Qué me decís?

Los agentes de Paz suelen proceder de los distritos profesionales, ya que desde niños los entrenan para que ganen los juegos, como si participar fuera todo un honor y la victoria colmaría de gozo a la familia. El caso es que cuando son mayores algunos van a trabajar como Agentes de paz.

Habrán sido criados por una panda de hipócritas, pero… hay que reconocerles que son profesionales en su trabajo. Los dos se lanzan sin pensárselo contra mí. Al primero lo esquivo con facilidad echándome a un lado, al segundo ya me cuesta un poco pero consigo evadirlo al agacharme, mi objetivo es conseguir recuperar mi hacha. Y lo hago, en el mismo momento que uno de ellos me coge por la cintura y me levanta en volandas, mi oportunidad se ve clava cuando se despista seguro de su victoria y le clavo el hacha justo en el costado, eignn eso tuvo que dolor, por el sonido se han roto varias costillas, y no me refiero solo a sus gritos.

Me suelta mientras grita y el otro se lanza hacia mí, derribándome, los dos nos levantamos y nos quedamos mirando fijamente. No sé si es una chica o un chico porque lleva casco.
La primera en atacar soy yo, intentando que el hacha le dé en la cabeza pero lo esquiva ágilmente.  Me da una patada que me desequilibra un segundo, pero consigo ponerme de nuevo bien. En un segundo vuelvo a atacar pero ahora mi intención no es herir sino quitar, y consigo quitarle el casco, revelándome que se trata de una chica con el pelo rubio recogido en una larga coleta, tiene un corte en el labio y esta respirando agitadamente.

-Te lo repito una vez más- le digo- Vete, aprovéchate.

-No puedo- contesta, y se lanza encima de mí, aunque el hacha se pone entre las dos y se queda ahí, clavada en el pecho de la chica cuya mirada se pierde en segundos.

Sigo armada con el cuchillo, y me vuelvo para entrar en la sala. Ya esta, lo conseguí y solo tengo algún moratón y…ai quizás una costilla rota. Solo estoy moviendo el pomo de la puerta cuando algo me da
-PIUNG!-suena un arma al disparar.

Caigo al suelo y miro a quien me ha disparado, es un chico, bueno un agente de la paz que se ha quitado el casco y que aún mantiene una mano en su costado que parece que no deja de sangrar. Es al segundo que dispare arriba…

Se acerca cojeando, aun apuntándome como si fuera a rematarme, se va acercando y justo cuando se coloca de cuclillas, agarro la daga que tenía en la bota y en un solo movimiento le corto la garganta. Llenándome de sangre, entera.

-Buenas noches- susurro, no se a quien. ¿A ellos o a mi misma? Quizás sea lo mejor, como si la vida hubiera sido solo un mal sueño. A lo mejor al despertar estoy mejor o quizás me muera, al final. Después de tanto dolor, solo me apetece dormir.


Dormir para siempre. 

jueves, 24 de abril de 2014

Capitulo 72


-¡Por esta puerta, corran!- gritaba en cabeza Tobías, así salíamos de lo que quedaba del edificio que había sido dos veces mi hogar o mi celda antes de unos juegos del Hambre.
Ya en la calle los gritos y llantos se oyen más fuertes, hay gente tirada en la calle, algunos se arrastran hacia donde pueden. Hay que ir esquivándolos para no pisarlos, incluso hay…restos quemados…tan carbonizados. Sin vida, así es como acabara el mundo si no paramos de luchar, si no ponemos fin a esto no quedara nada ni nadie.

Hay que matarlo. Como en los cuentos que me contaba mi abuelo en su cabaña antes de morir, cuando el monstruo moría los héroes podían vivir felices y tranquilos. Si muere Snow podríamos salir de esto, se acabarían los Juegos del Hambre, se acabarían las muertes sin sentido.

Debe morir.

-Johanna- me llama Ethan- Mira- sigo con la mirada hacia la dirección que me indica, y veo claramente a los nuestros, los rebeldes sacando a gente del fuego- Deberíamos ayudarlos, ¿Johanna? ¿Johanna?
No respondo algo me ha llamado la atención, algo a conseguido que mi cuerpo se pare, mi mirada no puede separarse de mi objetivo. Pero mis piernas echan a correr sin orden alguna, creo que he…he visto a alguien que conozco.

-No, no, no. No puede ser, no puede ser.- llego junto a ella, tiene a su lado un auxiliar medico, pero sigue aferrando con la mano la de otra persona, una más pequeña pero prácticamente negra a causa del fuego.
La trenza de Katniss me identifica que es ella, y cuando le muevo el rostro siento que respira poco pero lo hace, veo las quemaduras. Llego a la ciudad, puede que los demás sigan vivos aun, Finnick, Peeta y Gale pueden seguir con vida.

-¿Cómo esta?- pregunto

-Hemos conseguido apagarle el fuego, tiene bastantes quemaduras importantes, pero vivirá.- me contesta el médico que aunque tiene la cara sucia del polvo y la muerte, está actuando de forma decidida y sin dudar de sus actos.

Doy la vuelta y me coloco junto al otro cuerpo, tendido junto al de Katniss, puedo ver la ropa de los Rebeldes, el uniforme de los enfermeros aun puede distinguirse, su rostro el cual conocí hace tan poco ahora está irreconocible, destrozado y quemado.

Era solo una niña, una chica que solo quería ayudar. Murió, dio su vida por ayudar a otra persona, una que ni siquiera conocía. Pero murió, quizás Dios no exista como decía un vecino de mi distrito, quizás solo seamos criaturas destinadas a matarnos por el control, por ser Dioses entre humanos normales.

-No las separe- le dio al auxiliar que me mira con cara de extrañeza, las lagrimas empiezan a caerme por las mejillas y como no me mueva rápido sé que me encogeré y llorare, y creo que cuando empiece jamás seré capaz de parar, nunca.- Por favor, se lo suplico. Necesitara despedirse de su hermana cuando despierte, necesita decirle un adiós a Prim.

Me doy la vuelta y veo como me mira Ethan que me ha seguido.

-Quédate con ellos, ayúdales. Intenta que se queden juntas. Ahora vuelvo
-¿A dónde vas?
-Necesito hacer algo
-Voy contigo- me dice
-No, por favor quédate con ella, no le digas a nadie que me has visto ni a Katniss. Por favor.
Nos quedamos mirándonos durante unos segundos tan largos, sus ojos están llenos de tantos sentimientos; duda, miedo, ansiedad, cariño, tristeza, ¿amor?... no lo sé con seguridad.

-Ten cuidado- me dice y me acerco a él. Quizás muera hoy, por lo que ¿Por qué no disfrutar de las oportunidades? No nos separan ni 8 centímetros así que alargo mis brazos entorno a su cuello, me acerco aun más y manteniéndole la mirada lo beso. Un dulce beso, de los que uno recuerda durante toda la vida, dando el sentimiento que se necesitaba y quizás la frustración que nos había perseguido prolongo un poco el tiempo del beso.


-No te preocupes- le digo al separarme- Llevo mi hacha.

jueves, 17 de abril de 2014

Capitulo 71


-¡Por aquí!- gritaba Tobías al girar por un pasillo.- Cuidado con las cabezas, el techo se ha venido abajo.

-¡Son los rebeldes! ¡Mirad!- grita esta vez Ethan que señala hacia la ventana rota que da al exterior. Allí podemos ver como unas naves del distrito 13 se aproximan hacia la plaza, la cual se ve perfectamente desde donde estamos. Está repleta de gente que parece estar esperando que abran unas puertas enormes.

-¿Esa no es la mansión de Snow?- pregunto

-Si, al parecer dijo que los jóvenes refugiados podían hospedarse en su casa.- me responde Daniel, nos hemos quedado mirando por las ventanas observando el lugar, un grupo de rebeldes entran corriendo hacia esta multitud de niños, bebes, adolescentes encogidos buscando algo de calor corporal en un día tan frio…

  A la vez una sombra cubre a las personas que esperan y me fijo que es una nave del capitolio. ¿Irá a luchar contra las naves del 13? ¿O podría ser que Snow pretenda huir en ella? Lo sorprendente es que de la nave con el símbolo del capitolio dejan caer paracaídas, como los que nos mandaban en los juegos. Lo que allí significaba regalos, comida, medicinas…aquí significa lo contrario. De repente después de que pasen unos segundos más de una veintena de paracaídas explotan.

Explotan

Niños arden, prenden con la misma facilidad que la leña en invierno.

El grito que empieza a crecerme en la garganta queda paralizado en mi boca. El ruido de las explosiones cesa dejando paso al lamento de los moribundos, a los chillidos de los que llaman a sus familiares, al propio sonido de las llamas… ¿Pero qué diablos? ¿Cómo? ¿Qué tipo de monstruos?
Veo como incluso los rebeldes que habían corrido hacia la multitud se quedan quietos de la sorpresa, pero los médicos del 13 corren para ayudar. Error. Un gran error sin duda, porque a los segundos después los paracaídas que no habían explotado, explotan. Y el ruido es aun peor. Ahora hasta el lamento más bajo calla. ¿No quedara nadie vivo? ¿Acaban de matar a sus propios hijos? ¿Sus propios descendientes a sangre fría para poder huir? Como ratas de un gato hambriento.
Sin duda el lema del Capitolio debería ser “Quien no sea cruel en esta ciudad tiene sus días contados.”
Ahora sí que grito, un espeluznante llanto sale de mi garganta. Quiero llorar pero no puedo. Eran bebes, niños que no habían hecho nada malo. Da igual que hubieran sido criados por personas horribles que mataban cada año a más de 23 niños en unos juegos para su diversión. Eran niños. Todos eran inocentes, todos.
Simplemente me vuelvo loca. Digamos que la rabia, el dolor y la propia frustración hacen que mi visión se vuelva roja y no pueda dejarme pensar. Mi único destino es matarlo, matar a ese hombre que había destruido tanto y tantos a su paso. Snow.

Agarro con fuerza el hacha que tengo en el hombro y corro sin oír lo que me gritan los demás.

Sé donde tengo que ir.

Se a quien tengo que matar.

Pero no sé cómo pero lo haré.


fotos de tumblr

miércoles, 19 de marzo de 2014

Capitulo 70


-¿Pero qué diablos está pasando aquí?

Justo delante de mí  hay dos hombres, los dos de edad muy similar pero opuestos físicamente. Tobías con sus ojos castaños y su pelo rubio, lleva un traje verde oscuro con una chaqueta de cuero color caoba, pero el otro joven a pesar de tener el cabello del mismo tono rubio sus ojos son claros, un azul celeste, este va vestido con una bata de medico igual que como iba la última vez que nos vimos cuando me sacaron de mi prisión los rebeldes. Cuando Gale me saco de mi tortura, la cual Daniel participo en ella.
-¿Se puede saber que haces aquí?- me grita enfadado Tobías saliendo de su expresión de asombro.

-¿YO? PERDONA, ¿Qué HACES TU AQUÍ Y CON EL?- Le recrimino yo.

-Es mi hermano- suelta Daniel.

-Espera, ¿Qué? ¿Tu hermano?- le digo mirándole a sus ojos fijamente. Como me altere demasiado puedo cometer cualquier tontería, lo cual supondría una muerte segura si me descubren.

-Cierra la puerta- le ordena Tobías a Ethan que se encuentra detrás de mí, este me mira y al asentirle lo hace- siéntate, Johanna. Hay algo que deberías escuchar.

Tanto Ethan como yo nos sentamos en un sofá rojo tan pequeño que estamos muy, pero muy juntos.
-Nuestra madre también fue estilista hace muchos años, empezó siendo muy joven no habría ni cumplido los 20 años cuando le asignaron el distrito 7, se encargaría de preparar al tributo masculino de ese distrito. El primer año le toco un joven, realmente guapo. En contra de sus deseos, se encariño con el chaval que tendría unos 16 años a sabiendas de que podría morir en los juegos se hicieron muy amigos. Como tú y yo.
>> Con mucha suerte el chico gano los juegos, increíblemente ya que apenas sabía luchar sino que fue el más listo con las alianzas y supo vencer. – Mientras va hablando voy recordando los nombres y edades de los ganadores masculinos de mi distrito, no sé si había 4 o 5 hombres, tampoco me importaba mucho, solo recuerdo a mi mentor…Blight.- Durante años desde la gira de la Victoria hablaban y se veían cuando el volvía para los Juegos o para otras citas…

-Sí, las citas tan importantes, como las mías.-comento por lo bajo.

-En ese tiempo el joven creció y se enamoro de una chica, no recuerdo bien su nombre. Ella quedo embarazada y a los 9 meses nació un hermoso bebe muy parecido a su padre. Entonces nuestra madre le aviso, más bien le conto una verdad. Los hijos de los vencedores son los que peor suerte tienen en la Cosecha. O ¿no te parece mucha casualidad que siempre salgan cada dos o tres años algún hijo de un Vencedor elegido como tributo?- siguió.
>>Entonces con el máximo secreto dieron al bebe a un familiar del hombre, con mucho pesar para la pareja. Supongo que el bebe fue adoptado por la hermana del hombre.  Al parecer su mujer murió misteriosamente meses después. Los años pasaron y pasaron pero madre seguía hablando de él con admiración y preocupación. Un día madre llego a casa llorando y nuestro padre intento en vano consolarla mientras ella gritaba desconsoladamente cosas como:” ¿Por qué ellos? ¿Más daño le podemos hacer? ¡Vaya vida injusta!....” Nos enteramos después gracias a que los oímos hablar a escondidas que el bebe de este hombre había sido asesinado. Al parecer este había crecido, se había casado y había tenido una niña.

-Era tu madre, Johanna.- le interrumpió su hermano ,ahora caigo el hombre al que se refieren era como decía mi padre el primo lejano de mi madre que había ganado los juegos, el cual no había querido hacer un encargo y mama pago su rebeldía.- Snow se dio cuenta del engaño de este Vencedor y se vengó, causándole más dolor. De esta manera lo dejo como un aviso para los futuros vencedores. Dejando claro que el siempre ganara. Nuestra madre dejo después de eso su puesto como Estilista del 7, y nos instruyo para que aprendiéramos buenos oficios, para que fuéramos útiles. Yo me hice medico, y Tobías estilista. Durante los primeros años observábamos, pero el año que tú saliste como Tributo en la cosecha Tobías a petición de madre pidió el distrito 7 para hacerse cargo como estilista. De esta forma estaría ayudándote y apoyándote.
-Te cogí cariño, y no sabes mi alegría cuando saliste de la Arena como vencedora.  Moría por dentro cada vez que tenías una “cita” con Snow por temor a que se enterara de quien eras y a lo que podría hacerte.- dijo Tobías.
-¡Pero eso no tiene sentido! El era una de mis citas- digo mientras señalo a Daniel- Aunque fuera el menos agresivo de todos, también… ¡también me toco!

-Tenía que hacerlo… ¿No sabías que Snow grababa todo?

-¿Cómo?- salto, pero antes de que pueda contestar el ruido de una explosión llega al lugar e incluso el suelo tiembla a nuestros pies…


-¿Que ha sido eso?- salta Ethan.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Capitulo 69

-¡Corre! ¡Vamos, estúpido que nos pillan!- le grito a Ethan.

Vamos corriendo por un largo pasillo que da hacia el edificio donde mantenían a los tributos antes de los Juegos del Hambre de cada año. A la mañana nos despertamos y seguimos el camino hacia el centro de la ciudad, con los demás ciudadanos. Pero en una ocasión nos quedamos en una tienda de pieles donde una mujer extraña con la cara operada para parecer una especie de ¿gato? Quien sabe tiene hasta bigotes…
La mujer nos observaba detenidamente, tanto, que ambos pensábamos que me había reconocido o algo. Como había más gente en el lugar, disimuladamente nos escabullimos y nos adentramos a mi antiguo hogar que por dos veces fue mi cárcel.

Ambos nos paramos y recobrando el aliento Ethan me coge de la muñeca
-¿Qué hacemos aquí?, ¿a quién buscamos?
-Necesito…algo.
-¿El qué?- me pregunta, ahora que lo pienso… Este chico sí que tiene que estar pillado porque se está jugando la vida por una chica relativamente loca que apenas conoce…o esto...¿Es una trampa? Lo miro detenidamente sopesándolo.

-¿Y ahora qué te pasa? ¿Tengo algo en la cara?
-No…em ¿vamos?- contesto rápidamente. Nos incorporamos y asegurándonos que no hay moros en la costa nos adentramos a través de las escaleras en las zonas subterráneas del edificio. Aun conozco bien el edificio ya que en la planta 7 viví mientras estaba preparándome para mis primeros juegos, y en el sótano estaba la zona de maquillaje donde Tobías, mi antiguo estilista, me preparaba para mis salidas… ¿Qué habrá sido de él?

-¿Johanna? ¡Venga espabila! Estas como ida…
-Perdona… ¿Ves a alguien?- le digo mientras se asoma por un largo pasillo.
-No…espera al fondo hay una sala iluminada… ¿vamos?
-Sí, lo mejor sería coger uniformes y así nos camuflaríamos mejor entre ellos. De todas formas, mantén agarrada tu arma yo iré primero ¿de acuerdo?- digo y el asiente.
Poco a poco llegamos a la puerta, oigo dos voces, y antes que abra la puerta algo me para…
-¿PERO QUE DICE?- Gritaba una voz masculina
-No, no… Lo sabríamos ¿no crees?- Le respondió otra.
-¿COMO PUEDES ESTAR TAN SEGURO? ¡Era mi amiga!
-¿Qué TE CREES? ¿Qué NO ERA MI AMIGA?
-¿Seguro? Te encargue algo simple, pero no tenias que hacerlo a tu manera…Tenia que odiarte ¿no? ¡Qué estupidez!
-Mi compañero me dijo que seguía en el 13…
-¿De quién hablan?- me susurra Ethan a mi lado.


-Creo que…-Abro la puerta y …- ¿Tobías?
  (Ethan)



lunes, 17 de febrero de 2014

Capítulo 68


Estamos encima de una de las viviendas abandonadas y sin hacer ruido bajamos y nos metemos por una de las ventanas sin ser vistos por nadie.
Nos encontramos en la parte de clase media del capitolio así que los muebles no son tan caros como en donde me alojaba cuando venia pero una mesita de estas podría alimentar a mi distrito durante más de 3 meses. Buscamos hasta que encontrar un enorme armario lleno de ropa, pelucas, maquillaje…etc.
Como Ethan no tiene ni la más remota idea de la ropa a excepción del feo y gris mono del distrito 13 soy yo la que lo prepara y le hago ponerse unos pantalones rojos de pana, con una camisa de rayas bastante estilo capitolio. Para ser una familia no muy rica tienen muchos utensilios de maquillaje. Le pinto las puntas del pelo de rojo con una especie de spray y le cuelgo varios pendientes de iman en la oreja. La cara se pinto al estilo chico- Capitolio y para esconder las armas le doy un enorme abrigo con capucha.
Paramos para comer alguna de las provisiones que trajimos y luego me preparo yo.  Encuentro un mono negro sin mangas, y una bufanda blanca de lana para el cuello.  Un no tengo el pelo tan largo como antes, pero encuentro unas extensiones rojas y me las coloco como si fueran mechas en mi propio pelo. En la cara me dibujo una máscara de rojo, dorado y negro para que sea imposible que alguien me reconozca, y al igual que Ethan me coloco un abrigo por encima, de color rojo escarlata lo suficientemente largo para que no se me vea que no llevo tacones.
Ambos nos miramos en el espejo.
-Esto… no me reconozco- salta él.
-Perfecto.
Salimos de la casa con nuestra bolsa de alimentos a la vista y las armas muy bien escondidas, nos camuflamos en la marea de personas desesperadas y cansadas que van en la misma dirección. Al parecer nos llevan hoy a una especie de estadio cubierto donde podremos descansar y mañana continuar la marcha.
Después de horas, el himno del Capitolio empieza a sonar desde varios altavoces y la voz de una reportera nos informa de varios movimientos de los rebeldes pero de repente dice algo que hace que Ethan me obligue a seguir andando.
“- Tenemos la certeza de que el grupo de rebeldes encontrados muertos en los restos de una vivienda en la zona sur pertenecen nada más y nada menos que a Katniss Everdeen y sus compañeros. Entre ellos Finnick Odair y Peeta Mellark…”
¿Cómo? ¡NO! ES IMPOSIBLE, NO PUEDEN ESTAR MUERTOS. Debo de haberme quedado en mi sitio, porque Ethan me agarra de la mano y tira de mí para que siga andando.
-Johanna, mírame. ¡Qué me mires! Seguro que están bien y los tienen si es que los han cogido en donde te tenían a ti. ¿De acuerdo? Continua y mira al suelo, pronto llegaremos a ese lugar del que hablan.
Cuando llegamos  aún sigo agarrada de la mano de Ethan, nos conducen a varias habitaciones y allí a solas me tranquiliza diciéndome que llame a Haymitch al hacerlo este me alivia contándome que sólo encontraron los cuerpos de varios soldados del 13, así que aún siguen vivos.
Al rato Ethan se sienta a mi lado y seriamente me pregunta
-Johanna, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Eso suena que aunque te diga que no, me la vas a preguntar ¿cierto?
Se ríe- Puede. Necesito preguntártelo, la verdad.
-Adelante
-¿Esta misión tiene algo que ver con lo que sientes por Finnick?- dice serio
-¿Cómo? – Me ha pillado totalmente desprevenida- ¿Sentir en qué sentido?
-Ya sabes, ¿lo amas?
-No, ósea si. Es de mi familia.- No parece hacerle gracia.
-Entiendo, ¿lo besaste alguna vez?
-¿Qué? No, sería como besar a mi hermano. Por dios.- Pone cara de sorprendido- No me digas que en el distrito 13 está permitido besar a tus hermanos. Y yo que pensaba que los raritos eran los del Capitolio…
-No, no. Pero he visto en tus ojos la pena profunda al pensar en que había muerto.- me dice.
-No es sólo por él. También esta Katniss y el rubiales. Los cuatro hemos pasado lo mismo los comprendo y son de mi familia, aunque a veces los quiera matar.
-Entonces… ¿no lo amas de esa manera?
-Por favor, dime que no estás celoso.- digo arqueando una ceja.
-Bueno…- empieza a hablar- tu y yo tenemos cosas en común…
-Espera. Se lo que vas a decir, y te entiendo. Pero necesito que veas que ahora no es un buen momento, aunque te prometo que si sobrevivimos a esto lo hablaremos.
-Perfecto, entonces habrá que sobrevivir.
Le doy un beso en la frente y le susurro.


-Exacto, chico listo. Ahora toca sobrevivir.

lunes, 10 de febrero de 2014

Capítulo 67

-Venga ya no queda mucho, corre- me susurra. 

Estamos corriendo medio agazapados por un largo pasillo alumbrado con viejas lámparas de aceite. Según dice Ethan por aquí podemos llegar a la sala de armamento más rápido y sin que apenas nos vean.

-Mira ya estamos- me señala y veo claramente la sala en concreto llena de armas y al fondo las naves.
-Vale, escúchame. Este es el plan: Tú corres y vas por algún arma alegando que te las pidieron para una de las cuadrillas. Yo mientras me voy a por la otra cosa. Nos vemos en la puerta que da al exterior.
Me mira fijamente con ojos dudosos, pero no tarda en dar la vuelta y correr a por ello. Me levanto y voy tranquilamente andando hacia donde están las llaves de las naves.
-Buenas Tardes.- digo mientras sonrió.
El hombre, bastante joven para dedicarse a esto incluso más joven que yo, me mira y me devuelve el saludo.
-¿En qué puedo ayudarte? – me pregunta
-Verás, ven un momento.- Y el inmediatamente me sigue. En la parte más alejada veo una pequeña nave, perfecta para llevar a un máximo de 6 personas y que no será muy llamativa para donde voy. –Necesito las llaves de esa preciosidad.
-Pero no puedo sin…- antes que continúe le agarro por la camisa y le tapo la boca con la mano, mientras le miro fijamente.
-Ya, ya ¿sin permiso? ¿Enserio? Ni que tuviera tres años. ¿Sabes quién soy, descerebrado? ¿Lo sabes?- me mira pero asiente con la cabeza.- Exacto, me llamo Johanna Mason, distrito 7. Y como verás llevo mi arma favorita en el hombro. Ahora si no quieres ningún lio me darás las llaves y no dirás nada de que me fui, al menos hasta que me marche. ¿Entendido?
Le suelto la camiseta y lo acompaño hasta las llaves, me da una y me sigue hasta la nave. Cuando la nave arranca me abre educadamente y con miedo la puerta hacia el exterior.
-¡Muchas gracias, descerebrado!
No tengo que esperar mucho hasta que Ethan llega cargado de pistolas, dos chalecos antibalas y varios cuchillos. Sé pilotar, pero mientras preparo algo lo hace Ethan.
Cojo el teléfono y marco el número que mejor me se. Al primer pitido alguien contesta.
-¿Haymitch? Sí, soy yo. Lo conseguí. ¿Algo nuevo? ¿Sabes porque parte están? ¿No? Bueno, tengo pensado llegar con esta nave hasta uno de los pueblos cercanos e intentar camuflarnos entre los habitantes que están evacuando sus casas y van a buscar ayuda al centro de la ciudad. Si, si. Te mantendré informado. Gracias.
Cuelgo y le marco la dirección que tiene que seguir a Ethan.
-Ya he oído el plan.- me dice- ¿Algo más que tenga que saber?
-Que directo… No por ahora nada nuevo. Por cierto, ¿crees que con esta nave nos verán venir?
-No, no. He activado el sistema de invisibilidad y a no ser que pretendas disparar contra algo u alguien no se desactivara.
-Perfecto… - resoplo.
-Johanna, ¿Cuál es la misión en realidad? ¿Venganza?- me pregunta sin querer mirarme directamente.
-No lo sé, quizás después de todo tenga una parte protectora por los que quiero.
-Menudo momento para darte cuenta- y se ríe. Ambos nos reímos.
-Ethan, gracias. De verdad, apenas te conozco pero muchas gracias.
-No hay de que, ve y descansa yo te aviso cuando lleguemos. 

Me tumbo y cierro los ojos, pienso y pienso hasta que me duermo. Pero esta vez ninguna pesadilla de NADA.  A lo que parecen minutos Ethan me despierta y me señala para que vea donde estamos.
El sitio es como un pueblo abandonado, pero muchas personas andan con cosas encima todos por una gran avenida para la misma dirección.

-Bienvenida a tu misión, Johanna Mason.- me susurra al oído.

martes, 4 de febrero de 2014

Capitulo 66


Siento la tardanza, pero entre exámenes es imposible. El caso es que espero que os guste y que no os moleste mucho las faltas de ortografía pero es que me tengo que poner ya a estudiar de nuevo...Un beso!


-¿Por qué?

Haymitch pega un bote del susto. Sigue con el teléfono en pegado al oído pero por su expresión creo que la llamada ya acabo.

-Al parecer uno de los miembros del pelotón de los chicos murió y necesitaban un sustituto así que la presidenta Coin decidió uno por su cuenta.-responde
-No, espera. Mi pregunta fue un Porque, es decir, ¿Peeta? ¿Enserio? Pero eso no es protección para Katniss sino todo lo contrario.
-Piénsalo.
-Quieren matarla. Pero ¿Por qué?
-Sitúate, ¿quién serias si tuvieras miedo de que la influencia de alguien te perjudicara?
-Bueno, Snow o…la Presidenta Coin.
-Exacto.
-De acuerdo, ¿Qué hacemos?- salto. No pienso quedarme con los brazos cruzados.
-¿Nosotros? Por ahora nada, no podemos tomar partido- me explica
-¡Los mataran! Cualquier error, los matara.
-Lo sé, lo sé. Pero tenemos que esperar...- como empiezo a protestar añade- un poco.
Enfadada salgo de la sala, y me dirijo hacia mi habitación. No puedo contarle nada a nadie, y menos a Annie. Me voy al cuarto de baño, me quito la ropa y me meto en la ducha.
“Tú puedes, es solo agua” “Solo agua”
Cierro los ojos mientras el agua me cae en la cara y me doy cuenta de algo.
Voy a luchar, aunque caiga, lo van a pagar. Todos.

Los días siguientes Haymitch me informa de las constantes novedades, al final se vuelve a convertir todo en una constante y monótona rutina. La buena noticia llega a la semana cuando Annie entra corriendo en mi habitación
-Johanna, ¡Johanna! ¡Tengo que contarte algo!
-¿Qué paso? ¿Es malo? ¡Cuéntamelo ya, descerebrada!
-Voy a ser mama.
Mi cara se congela de la sorpresa. Probablemente con una expresión graciosa que hace que Annie estalle a carcajadas. Al final la abrazo y la felicito, es algo hermoso como la vida puede desarrollarse incluso en las peores etapas, en las de guerra y muerte.
Aunque como siempre mi buena suerte acaba de la misma manera que llego y es intercambiada por dolor. Haymitch llega corriendo varios días más tarde, de la carrera apenas le queda aliento para contarme el problema.
-Hemos…perdi..do,- tose- Hemos perdido…la comunicación
-¿Cómo?- grito levantándome de un salto de la cama.
-No sabemos…lo que ha pasado, pero algunos han aparecido muertos, al menos 3. ¿A dónde vas?- me pregunta
-Tengo que hacer lo que tendría que haber hecho hace mucho tiempo.
Y corro por los pasillos de la galería de tiro hasta que encuentro una cara familiar
-Beete, ¿tienes algo para mí?- le pregunto, y a modo de respuesta sonríe y poniéndose bien las gafas me pone una caja en las manos.
-Para ti- contesta. En la caja hay una hermosa hacha, la parte de metal es color dorado como la  de mis juegos del hambre, hermosa y una  empuñadura color bosque.- Ten cuidado, está muy afilada.
Se lo agradezco de corazón, y por primera vez me alegro de haberle salvado la vida en los últimos juegos. Estoy a punto de marcharme cuando se me acerca Ethan, que mientras se echa para atrás el pelo, me saluda.

-Ethan… ¿te apuntarías a una locura?


jueves, 23 de enero de 2014

Capitulo 65




Para haber sobrevivido a dos juegos del hambre, un disparo y varios momentos más…Katniss no se da cuenta cuando la ven aunque ella se esconda detrás de la puerta. Es curioso, incluso un tanto gracioso. Intento mantener a duras penas los ojos abiertos, aunque las drogas intenten dormirme. No puedo, si cierro los ojos el agua vendrá. El dolor volverá a reclamar mi cuerpo. Al rato Katniss se me acerca y me ofrece un hatillo.
-¿Qué es eso?- le pregunto algo ronca. A saber el aspecto de loca que debo tener, con el pelo aun mojado y pegado a la frente y hombros.
-Lo he hecho para ti, para que lo pongas en tu cajón.- responde mientras me lo pone en la mano- Huélelo.
Hago lo que me dice, y el olor a bosque que desprende la bolsita hace que recuerde. Yo de pequeña recogiendo flores con mama, escuchando los cuentos de mi abuelo junto  a un niño que se llamaba James. James, el mismo que murió en la Arena y no pude salvar. Papa muriendo por mi culpa. Caroline sonriente. Dos niñas jugando al escondite entre el verde primaveral. El sol, el hermoso sol. El aire de…casa. Mi casa.
-Huele a casa- digo, a la vez que mis ojos se llenan de lágrimas, de añoranza y de rabia.
-Eso esperaba, por eso de que eres del 7 y tal. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Eras un árbol. Bueno, lo fuiste brevemente.
La agarro de la muñeca, fuertemente.
-Tienes que matarlo, Katniss.
-No te preocupes- dice
-Júramelo. Por algo que te importe- susurro.
-Lo juro por mi vida- dice, pero no me vale.
-Por la vida de tu familia.
-Por la vida de mi familia- responde y la suelto. -¿Y por qué si no crees que voy, descerebrada?
Así la llamo yo, lo que provoca que me haga gracia. Es decir, creo que ya somos amigas. ¿Si no porque diablos le pido este gran favor?
-Es que necesitaba oírlo- susurro. Algo más tranquila, cierro los ojos y sigo oliendo la bolsita, prometiéndome a mi misma que volveré.
Durante los siguientes días duermo poco por propia voluntad y suelo estar acompañada por Finnick o Annie, o ambos. El primero le quedan unos días aun en el 13 después se irá con el pelotón estrella a luchar, aunque según me ha contado este solo se dedican a romper y disparar cosas mientras les graban para nuevas propos.
El último día vienen todos a despedirse incluso Gale, que me dice amablemente que me ponga buena para seguir luchando, que curioso…
Poco a poco, me acostumbro a que me laven. Si, agua, pero no es vaguería sino es como dice uno de los médicos contra terapia, atacar contra mi miedo. Y más o menos mejoro. Al menos algo, voy limpia todos los días.
Ethan me visita más que Annie, y eso que está prácticamente en mi habitación todo el día. La cosa marcha con rutina, de vez en cuando nos llegan noticias de que están bien y que la guerra continua. Pero un día en uno de los paseos que se me permiten hacer oí una conversación, una conversación que me impedía seguir como ahora.



Tenía que ayudar. Y pronto.

martes, 14 de enero de 2014

Capitulo 64




Vuelvo a la habitación y le cuento con broma lo que ha pasado a Katniss, además le confieso que al menos comí algo más. Pero ella se queda distraída y al rato descubro porque cuando me pregunta
-Johanna, ¿De verdad lo oías a gritar?
-Era parte de la tortura. Como las rastrevispulas de la arena, pero real. Y no duraba sólo una hora. Tic, toc.
-Tic, toc- susurra a modo respuesta.
Durante el resto de la semana y la siguiente ambas nos dedicamos en cuerpo y alma a entrenar, dormir y comer. A Ethan no lo veo mucho, pero sé que siempre anda cerca porque ahora tenemos que entrenar para prepararnos para la Manzana. Allí es donde nos hacen un examen y si pasamos iremos al Capitolio. En general últimamente me graban con Katniss para las propos y demás. Pero cuando nos dicen que tenemos que ir a hacer el examen me pongo nerviosa. En ese examen en la Manzana, este está dividido en 4 partes pero la verdadera razón de mi miedo reside en que una de ellas intentará hundirte aprovechando una debilidad tuya.
Ese día me llaman la tercera y Katniss me anima con un gesto en la cabeza.
“Dios mío, que nerviosa estoy, ni que fuera otra vez a otros juegos, descerebrada…”
Respiro con calma y entro. Allí es como si estuviera en una calle del Capitolio donde hay trampas  y algunos mutos. Voy junto a un pelotón que está controlado por un comandante e intento aunque me cueste hacerle caso en todo. Pero por desgracia mi compañero a mi izquierda se tropieza y pisa una especie de palanca que provoca un gran temblor en el suelo. Todos nos fijamos como la calle se inunda de repente.
Agua.
No.
Otra vez, no.
No me siento, no noto mis manos ni mis pies. Sólo floto en el agua, inerte, como un pez muerto que aun tiene conciencia para ver a su alrededor, pero sin entender.
“-¡HABLA! ¿Dónde están los rebeldes?- grita una voz cruel en mi oído- Niña. Déjate de tonterías y dínoslo por tu bien…
Y otra descarga, otro dolor me recorre el cuerpo empapado…
-¿Te has quedado muda? ¿Ya no tienes más insultos para mi, chiquita?
El hombre gordo se mueve y se coloca encima de mi, con una mano me agarra del pelo y tira para que le mire a los ojos.
-¡Contesta!
Otra descarga, y grito, esta vez no puedo evitarlo. El alarido sale de mi garganta como un aullido de lobo solitario.
Quiero morir…
Déjenme morir, ya…
Por favor
Lo suplico
Y todo se volvió negro.
Al despertar, vuelvo a estar en el hospital. Al parecer me volvió loca, empecé a gritar a correr por  el lugar. Para traerme aquí me tuvieron que sedar, me explica Prim, la hermana de Katniss que se ha hecho enfermera aprendiz. Que triste, que débil e inservible me convertí. Conectada a la morflina mí cuerpo esta relajado, pero mi mente furiosa no se conforma con quedarme aquí  mientras mis amigos luchan fuera.
No tarda mucho en llegar Finnick, que me cuenta que Katniss, Gale y él junto a otros van a una misión especial. Dice que no me preocupe pero si en un caso le pasara algo me obliga a jurarle que cuidaré de Annie.
Al despedirse de mí, llora en mi hombro, pidiéndome perdón por no darse cuenta de lo mal que estaba yo.
-Lo siento, Johanna. Estaba tan feliz con Annie, que apenas me fije en nada más. Y tú…tú estabas mal, te habían torturado… y seguías tan fuerte. Oh, perdóname. Por favor.
Al final ambos volvemos a llorar, como niños. Antes de irse le obligo a sonreír, es mi mejor amigo, el hermano que nunca tuve. Y lo quiero mucho.

No tarda mucho en irse Finnick cuando llega otra persona a verme.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Capítulo 63




Lo primero que encuentro es la Espita de la Arena, con ella conseguimos beber agua…-Me da sed con solo mirarla-suelto. Después recojo encuentro una perla, creo si no me falla la memoria que se la regalo en la Arena Peeta.- ¿Es…?
-Sí, logré conservarla de algún modo.
-Haymitch dice que está mejor- comento.
-Quizás, pero ha cambiado.
-Y tú también. Y yo. Y Finnick, Haymitch y Beete. Y no me hagas hablar de Annie Cresta. La arena nos fastidió a todos a base de bien, ¿no crees? ¿O todavía te sientes como la chica que se presentó voluntaria por su hermana?
-No- me responde.
-Creo que es lo único en lo que mi médico de la cabeza quizá tenga razón: no hay vuelta atrás, así que lo mejor es seguir adelante.- aunque estés tan sola como yo…
Lo guardo todo en su cajón y me recuesto en mi cama.
-¿No te da miedo que te mate mientras duermes?-le pregunto.
-Como si no pudiera contigo- responde con un doble tono gracioso. Ambas nos reímos pero el cansancio nos gana la batalla y en breve estamos dormidas.
Todas las mañanas nos levantamos y vamos superándonos, aunque es duro con un cuerpo que se encoge con el roce del agua. Cuando consigo un día montar yo sola el arma, le digo en un susurro a Katniss
-Creo que ganar los Juegos fue más sencillo.
A la hora de la comida nos encontramos a Gale, Finnick, Annie y una chica pelirroja llamada Delly, que también viene del 12. Todos estamos contentos comiendo las primeras raciones de carne de la buena mientras escuchamos una historia muy de Finnick sobre una tortuga que le robó un sombrero cuando Peeta aparece con dos soldados a ambos lados.
-¡Peeta!- exclama Delly- Que bien verte…fuera.
Está de pie enfrente de un sitio vacio a mi lado, y aunque lleva una bandeja en las manos veo como tiene las manos esposadas.
-¿Y esas pulseras tan monas?- pregunto.
-Todavía no soy del todo digno de confianza- me responde el rubio- Ni siquiera puedo sentarme sin vuestro permiso- señala a sus guardias.
-Por supuesto que puedes sentarte aquí, somos viejos amigos- doy unas palmas a mi lado y Peeta no tarda en sentarse- Peeta y yo teníamos celdas contiguas en el Capitolio. Estamos muy familiarizados con nuestros respectivos gritos.
Mi comentario hace que Annie a mi lado se encoja y se tape los oídos. Finnick me lanza una mirada enfadada, en plan hermano mayor.
-¿Qué? Mi médico de la cabeza dice que no debo censurar mis pensamientos, que es parte de la terapia- respondo. Encima que hago lo que me piden…
-Annie- dice Delly- ¿sabías que Peeta decoró tu tarta de boda? En casa su familia era dueña de la panadería y él hacia los glaseados.
-Gracias, Peeta, era preciosa- responde ya mejor esta.
-Es un placer Annie.
En ese momento ocurre un pequeña escena en la cual Finnick y Annie se van y Peeta suelta un comentario como si él estuviera interesado en la chica. Al final Delly interviene diciéndole que Finnick le salvó la vida y él le reprocha que es soóo por Katniss. Más blablabla, y yo sigo comiendo mientras los oigo hasta que Peeta pregunta algo que me llama la atención.
-Entonces, ¿ahora sois pareja oficialmente o todavía colea el tema de los trágicos amantes?
-Todavía colea-digo.
Peeta reacciona con unos espasmos en las manos, que las cierra en puños. Y Gale tenso, le habla:
-No me lo habría creído si no lo hubiera visto en persona.
-¿El qué?- dice Peeta
-Lo tuyo.
-Tendrás que ser un poquito más especifico, ¿Qué mío?
-Que te han remplazado por una versión mutante malvada de ti mismo- comento yo. Nadie lo dice, pero todos lo pensamos, seguro.
Gale y Katniss se marchan y sólo quedamos tres en la mesa. Y no tarda mucho Delly en perder los nervios con Peeta. Con una voz muy chillona empieza a gritarle. Como si alguien estuviera apuñalando sin parar a un ratón con un tenedor. Todos nos miran, Peeta reacciona discutiendo consigo mismo como si fuera dos personas distintas, provocando que los guardias se lo llevaran. Y yo pudiera aprovechar y comerme su estofado, genial.
Como me quedé sola, me levanto, dejo la bandeja pero antes de salir alguien me coge del brazo.
-Te he visto- me dice Ethan.

-¿El qué?- pregunto con cara inocente.

-Te has comido la comida de otro, aprovechando el lio.- me acusa.

-No sé de lo que estás hablando. Pero, yo que tu tendría cuidado. – le aviso. Me dispongo a marcharme cuando se me pone delante de la puerta impidiendo mi huida teatral.

-Ei, ¿de qué?


-De que te enamores de mí.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Capitulo 62




A la mañana siguiente me toca una sesión con mi doctor de la cabeza, no sé cómo se llama ni me interesa lo bastante como para aprendérmelo.
-Buenos días, Johanna. ¿Cómo te encuentras hoy?- dice con el rostro arrugado mostrándome una buena y amable sonrisa.
-Perfecta, estoy increíblemente bien. Considerando todo  ese trauma que tengo y demás.- argumento rápidamente- ¿Tú eres el que me tiene que dar el visto bueno para poder formar parte de los rebeldes armados no?
-No y sí.
-Eso no responde de manera clara a mi pregunta, descerebrado.
-Lo siento mucho pero no, Johanna.
-¿Cómo que no? Eso es imposible. Estoy perfectamente. ¿Y por qué diablos no?
-Ya te lo he dicho, son órdenes de arriba. Piensan que aun no estás preparada ni tienes experiencia.
-¿QUE NO TENGO EXPERIENCIA? ¿QUIEN COÑO HA SOBREVIVIDO A DOS JUEGOS DEL HAMBRE, AÑOS DE EXPLOTACION Y MÁS DE TRES MESES SIENDO CONTINUAMENTE TORTURADA? ¿QUIÉN?
-Johanna, cálmate…
-¿QUE ME CALME? ¿CÓMO QUE ME CALME? NO PIENSO ACATAR ÓRDENES DE GENTE QUE NO ME CONTROLA. YO SOY LIBRE, NO PERTENEZCO A NADIE. NI A SNOW NI A QUIEN QUIERA QUE ESTÉ AHORA AL MANDO DE ESTA MIERDA.
Y me marcho a mi habitación en el Hospital, me paso durante 10 minutos dando vueltas por la sala hasta que llega Katniss con cara amargada y me cuenta que Coin tampoco la deja  ir a ella. Bueno, al menos no estoy sola. Me cuenta que ha llegado al acuerdo de que si en 3 semanas consige pasar el entrenamiento puede ir al Capitolio. Piensa que a lo mejor yo también.
-Vale, entrenaré, pero pienso ir al podrido Capitolio aunque tenga que matar a una tripulación y pilotar el avión yo misma- replico.
-Seguramente será mejor que no lo comentes durante el entrenamiento- me dice Katniss- aunque me alegra saber que podrías  llevarme.
Y ambas nos sonreímos, ya tengo una aliada. ¿Qué mejor aliada que el propio Sinsajo?
A la mañana siguiente, cuando aparecemos en el entrenamiento a las 7:30 nos damos cuenta  de que nos han metido en un grupo de adolescentes de 15 años,  increíble. Después de un largo entrenamiento en el que animo a Katniss a base de insultos, esta se marcha al hospital para un tratamiento duro para algo de las costillas. Yo sigo entrenando con los niñatos estos. A  la noche después de cenar me voy la habitación con Katniss.
Esta tumbada con cara de dolor y NO tiene morflina. Mierda. Otro día con dolores voy a pasar. Me han cortado definitivamente el suministro y aunque cuando Katniss me pide perdón por no tener que darme y yo me hago la valiente, los efectos del mono son flipantes. Apenas distingo la realidad. Me duele mucho la cabeza y sobre las 3 de la madrugada me desahogo con Katniss, bueno en realidad le dedico todos los insultos posibles a ella. Por la mañana la arrastro de la cama.
-Creo que no puedo hacerlo- me confiesa.
-Sí que puedes. Las dos podemos- quizás si me lo digo en voz alta me lo creeré.- Somos vencedoras, ¿recuerdas? Somos capaces de sobrevivir a lo que nos echen.
Ambas nos vestimos pero al salir de la habitación e ir a la superficie veo como llueve, agua. Oh, no. No, no, que no puedo.  Me quedo quieta paralizada, los oídos me pitan. Katniss me mira y suelta.
-No es más que agua, no nos matará.
Corremos 2 km aunque es cierto que a mitad del camino, empiezo a vomitar cual loca. Pero aun así continuo. La peor parte es cuando nos obligan a montar un arma, pero como me tiemblan tanto las manos que no lo consigo, cuando el jefe no mira Katniss la monta por mí.
Cuando volvemos a entrar en el Hospital, veo como los otros de la clase nos miran al pasar.
-Esto no puede seguir así, no está bien que vivamos en el hospital. Todos nos ven como pacientes.
Mientras la espero, ya que después de lo que le dije se fue, veo pasar a Ethan vestido con un mono gris de camino hacia la superficie. Sólo es un leve segundo el que se me queda mirando a los ojos. Y aunque aparta rápidamente la mirada lo veo sonreír mientras sigue caminando.
¿Qué acaba de pasar?
No sé como lo hace pero Katniss en media hora consigue que nos den una habitación para ambas. Cuando ella se ducha y yo me “lavo” con un paño. Evitando lo máximo el contacto con el agua, es lo mejor.  Abro el cajón de Katniss aunque rápidamente me doy cuenta de que esto está mal.
-Lo siento
-No pasa nada, puedes mirar mis cosas, si quieres. – me contesta.
Así que examino lo que hay dentro….