-Venga ya no queda mucho, corre- me susurra.
Estamos corriendo medio agazapados por un largo pasillo
alumbrado con viejas lámparas de aceite. Según dice Ethan por aquí podemos
llegar a la sala de armamento más rápido y sin que apenas nos vean.
-Mira ya estamos- me señala y veo claramente la sala en
concreto llena de armas y al fondo las naves.
-Vale, escúchame. Este es el plan: Tú corres y vas por algún
arma alegando que te las pidieron para una de las cuadrillas. Yo mientras me
voy a por la otra cosa. Nos vemos en la puerta que da al exterior.
Me mira fijamente con ojos dudosos, pero no tarda en dar la
vuelta y correr a por ello. Me levanto y voy tranquilamente andando hacia donde
están las llaves de las naves.
-Buenas Tardes.- digo mientras sonrió.
El hombre, bastante joven para dedicarse a esto incluso más
joven que yo, me mira y me devuelve el saludo.
-¿En qué puedo ayudarte? – me pregunta
-Verás, ven un momento.- Y el inmediatamente me sigue. En la
parte más alejada veo una pequeña nave, perfecta para llevar a un máximo de 6
personas y que no será muy llamativa para donde voy. –Necesito las llaves de
esa preciosidad.
-Pero no puedo sin…- antes que continúe le agarro por la
camisa y le tapo la boca con la mano, mientras le miro fijamente.
-Ya, ya ¿sin permiso? ¿Enserio? Ni que tuviera tres años.
¿Sabes quién soy, descerebrado? ¿Lo sabes?- me mira pero asiente con la
cabeza.- Exacto, me llamo Johanna Mason, distrito 7. Y como verás llevo mi arma
favorita en el hombro. Ahora si no quieres ningún lio me darás las llaves y no
dirás nada de que me fui, al menos hasta que me marche. ¿Entendido?
Le suelto la camiseta y lo acompaño hasta las llaves, me da
una y me sigue hasta la nave. Cuando la nave arranca me abre educadamente y con
miedo la puerta hacia el exterior.
-¡Muchas gracias, descerebrado!
No tengo que esperar mucho hasta que Ethan llega cargado de
pistolas, dos chalecos antibalas y varios cuchillos. Sé pilotar, pero mientras
preparo algo lo hace Ethan.
Cojo el teléfono y marco el número que mejor me se. Al
primer pitido alguien contesta.
-¿Haymitch? Sí, soy yo. Lo conseguí. ¿Algo nuevo? ¿Sabes
porque parte están? ¿No? Bueno, tengo pensado llegar con esta nave hasta uno de
los pueblos cercanos e intentar camuflarnos entre los habitantes que están
evacuando sus casas y van a buscar ayuda al centro de la ciudad. Si, si. Te
mantendré informado. Gracias.
Cuelgo y le marco la dirección que tiene que seguir a Ethan.
-Ya he oído el plan.- me dice- ¿Algo más que tenga que
saber?
-Que directo… No por ahora nada nuevo. Por cierto, ¿crees
que con esta nave nos verán venir?
-No, no. He activado el sistema de invisibilidad y a no ser
que pretendas disparar contra algo u alguien no se desactivara.
-Perfecto… - resoplo.
-Johanna, ¿Cuál es la misión en realidad? ¿Venganza?- me
pregunta sin querer mirarme directamente.
-No lo sé, quizás después de todo tenga una parte protectora
por los que quiero.
-Menudo momento para darte cuenta- y se ríe. Ambos nos
reímos.
-Ethan, gracias. De verdad, apenas te conozco pero muchas
gracias.
-No hay de que, ve y descansa yo te aviso cuando
lleguemos.
Me tumbo y cierro los ojos, pienso y pienso hasta que me
duermo. Pero esta vez ninguna pesadilla de NADA. A lo que parecen minutos Ethan me despierta y
me señala para que vea donde estamos.
El sitio es como un pueblo abandonado, pero muchas personas
andan con cosas encima todos por una gran avenida para la misma dirección.
-Bienvenida a tu misión, Johanna Mason.- me susurra al oído.
No hay comentarios:
Publicar un comentario