Capítulo 29

¡Buenos días, Mundo cruel y perturbado de mente!

Me asomo entre los arbustos para ver dónde se encuentra la chica rubia. Ésta sigue debajo del árbol, aunque se ve algo dormida, lo no quiere decir que lo esté.

Aún no ha amanecido así que serán las 5 de la mañana. Una buena hora para hacer magia.

Realmente lo que me apetece es huir y esconderme en cualquier parte del bosque pero si lo hago no podre ver que trama esta chica, y ahora entiendo el dicho de: “Ten cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”

Cojo los cuatro sacos de dormir que conseguí ayer y los enrollo de manera que parezca una persona encogida. Me acerco a la Cornucopia, vigilando por todos los lados.

Por el camino desactivo dos trampas que me encuentro, pero no todas. No puedo evitar sonreír, esto es un suicidio.

Cuando llego al agujero que he cavado meto, haciendo algo de ruido, el “muñeco”. Pero me alejo un poco antes de hacer verdadero ruido. Había junto a mi derecha una trampa que al pisarla se rompían muchas ramitas y con este ruido hago que la Profesional crea que he caído en la trampa. Perfecto.

Se acerca corriendo hacia el agujero y cuando se inclina para mirar dentro; ya sonriendo pensando en su victoria. Me lanzo corriendo al cuello.

Por desgracia no tengo tanta suerte como para matarla en el acto. Forcejeamos, y acabamos las dos en el suelo dando vueltas. Lo bueno es que al sorprenderla le he podido dar dos buenos puñetazos, lo malo que mi hacha ha sido esquivada y ha volado unos cuantos metros hacia la izquierda.

Me tira del pelo para apartarme de ella y me da un cabezazo en el labio provocando que se me rompa y empiece a tragar sangre.

Pero antes de que me haga más daño le doy una patada en su corte de la pierna haciendo que retroceda. Me levanto y ella me imita pero con dificultad.

-Vas a morir- dice la tonta.

-No querida, tú tienes más papeletas que yo.- le respondo.

Y ella vuelve a la carga, casi la esquivo, por los pelos pero vuelvo a caer en la arena junto a la tipeja esta.

No pesa nada.

Me intenta sujetar pero vuelvo a levantarme, no voy a darme por vencida. Nos quedamos mirándonos con un margen entre nosotras de unos metros.

-Bueno esto es interesante ¿no?- le suelto, escupiendo algo de sangre.