-¡Por esta puerta, corran!- gritaba en cabeza Tobías, así salíamos
de lo que quedaba del edificio que había sido dos veces mi hogar o mi celda
antes de unos juegos del Hambre.
Ya en la calle los gritos y llantos se oyen más fuertes, hay
gente tirada en la calle, algunos se arrastran hacia donde pueden. Hay que ir esquivándolos
para no pisarlos, incluso hay…restos quemados…tan carbonizados. Sin vida, así
es como acabara el mundo si no paramos de luchar, si no ponemos fin a esto no
quedara nada ni nadie.
Hay que matarlo. Como en los cuentos que me contaba mi
abuelo en su cabaña antes de morir, cuando el monstruo moría los héroes podían vivir
felices y tranquilos. Si muere Snow podríamos salir de esto, se acabarían los
Juegos del Hambre, se acabarían las muertes sin sentido.
Debe morir.
-Johanna- me llama Ethan- Mira- sigo con la mirada hacia la dirección
que me indica, y veo claramente a los nuestros, los rebeldes sacando a gente
del fuego- Deberíamos ayudarlos, ¿Johanna? ¿Johanna?
No respondo algo me ha llamado la atención, algo a
conseguido que mi cuerpo se pare, mi mirada no puede separarse de mi objetivo.
Pero mis piernas echan a correr sin orden alguna, creo que he…he visto a
alguien que conozco.
-No, no, no. No puede ser, no puede ser.- llego junto a
ella, tiene a su lado un auxiliar medico, pero sigue aferrando con la mano la
de otra persona, una más pequeña pero prácticamente negra a causa del fuego.
La trenza de Katniss me identifica que es ella, y cuando le
muevo el rostro siento que respira poco pero lo hace, veo las quemaduras. Llego
a la ciudad, puede que los demás sigan vivos aun, Finnick, Peeta y Gale pueden
seguir con vida.
-¿Cómo esta?- pregunto
-Hemos conseguido apagarle el fuego, tiene bastantes
quemaduras importantes, pero vivirá.- me contesta el médico que aunque tiene la
cara sucia del polvo y la muerte, está actuando de forma decidida y sin dudar
de sus actos.
Doy la vuelta y me coloco junto al otro cuerpo, tendido
junto al de Katniss, puedo ver la ropa de los Rebeldes, el uniforme de los
enfermeros aun puede distinguirse, su rostro el cual conocí hace tan poco ahora
está irreconocible, destrozado y quemado.
Era solo una niña, una chica que solo quería ayudar. Murió,
dio su vida por ayudar a otra persona, una que ni siquiera conocía. Pero murió,
quizás Dios no exista como decía un vecino de mi distrito, quizás solo seamos
criaturas destinadas a matarnos por el control, por ser Dioses entre humanos
normales.
-No las separe- le dio al auxiliar que me mira con cara de extrañeza,
las lagrimas empiezan a caerme por las mejillas y como no me mueva rápido sé
que me encogeré y llorare, y creo que cuando empiece jamás seré capaz de parar,
nunca.- Por favor, se lo suplico. Necesitara despedirse de su hermana cuando
despierte, necesita decirle un adiós a Prim.
Me doy la vuelta y veo como me mira Ethan que me ha seguido.
-Quédate con ellos, ayúdales. Intenta que se queden juntas.
Ahora vuelvo
-¿A dónde vas?
-Necesito hacer algo
-Voy contigo- me dice
-No, por favor quédate con ella, no le digas a nadie que me
has visto ni a Katniss. Por favor.
Nos quedamos mirándonos durante unos segundos tan largos,
sus ojos están llenos de tantos sentimientos; duda, miedo, ansiedad, cariño, tristeza,
¿amor?... no lo sé con seguridad.
-Ten cuidado- me dice y me acerco a él. Quizás muera hoy,
por lo que ¿Por qué no disfrutar de las oportunidades? No nos separan ni 8 centímetros
así que alargo mis brazos entorno a su cuello, me acerco aun más y manteniéndole
la mirada lo beso. Un dulce beso, de los que uno recuerda durante toda la vida,
dando el sentimiento que se necesitaba y quizás la frustración que nos había perseguido
prolongo un poco el tiempo del beso.
-No te preocupes- le digo al separarme- Llevo mi hacha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario