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domingo, 27 de octubre de 2013

Capitulo 58

Oigo ruidos en el pasillo, no son gritos de lamentos esta vez. Son como de armas. Si, es eso. Oigo el típico sonido de un arma al disparar y luego el gritito de dolor de alguien que recibe el disparo. Apenas puedo moverme porque el día anterior se pasaron con la tortura de los calambrazos y Daniel tuvo que darme una dosis de somnífero para mantenerme tranquila. Además esta noche he tenido un sueño, bueno no, era como un recuerdo de algo que vi hace poco pero ahora no me acuerdo…
Alguien entra rápidamente mi habitación.
-¿Johanna?- pregunta una voz masculina- ¿Johanna Mason?- dice acercándose una figura.
No viste con túnicas de médico, ni siquiera con el típico uniforme de los agentes de paz. Va con un traje oscuro y una pistola sujeta a la espalda, corre hacia mi y me levanta de la cama. Yo como una muerta, no opongo resistencia, no creo que me puedan llevar a un sitio peor que este. El joven me carga como un bebé por el pasillo, mientras veo como hay personas en el suelo. Muertas.
Miro por encima del hombre, veo que también están sacando de sus habitaciones a Peeta y a Annie. Al ver que están ambos bien me tranquilizo y me fijo en mi salvador en estos momentos.
Es un chico de unos  19 o casi veinte años, aunque quizás sea más joven. Aunque es realmente grande y musculoso, porque para cargar conmigo… Es moreno y tiene uno ojos grises, tan familiares. Se parece algo a Katniss. Al menos creo que si…

Parece que ya se han dado cuenta de que no estamos en las habitaciones porque empiezan los soldados a correr, oyéndose gritos y disparos por todos lados. Creo que veo a Daniel en uno de los pasillos, pero no está asustado ni confundido. Sólo está de pie y dándole instrucciones a un hombre alto y fornido de piel morena. Le dice algo como que nos demos prisa y antes de que nos marchemos me mira.
No con desprecio, sino como una leve caricia de despedida. Como un adiós, que ojalá sea hasta pronto.
Y ahí, simplemente me desmayo y todo se vuelve a quedar en negro…



El sueño de esta noche vuelve a mí, como queriendo que no se me olvide. Esa imagen de lo que vi…
Una de las veces que me estaban torturando lo hicieron de manera diferente… Estando yo sentada en una silla, sin poder moverme a causa de las cuerdas. Unos hombres entraron arrastrando a una figura que dejaron tirada en el suelo. Estaba herido y magullado pero lo suficientemente fuerte para levantar la cabeza y mirarme.
-¿Cinna…? – susurré
Tenía el rostro lleno de cortes y con múltiples moratones, pero aun así tenía esa expresión de amabilidad como la de mi antiguo estilista Tobías. No pudimos hablar mucho porque llegaron unos agentes de la paz.
Le hicieron algo parecido a lo mío con la electricidad, pero a él con fuego.
-Mira, mira- decía uno riéndose- parece que ya no le gusta a nuestro amiguito el fuego, eee.
Yo les gritaba que pararan, que no lo hicieran e incluso cuando me taparon la boca seguía suplicando pero nada… No me hicieron preguntas, solo querían nuestro sufrimiento.
Al rato Cinna apenas se movía del suelo, pero aún respiraba y se lo llevaron dejándome a mi sola y llorando en la habitación.
                                                       

                             
Mis ojos se abren poco a poco, desorientada no reconozco el lugar.

Pero sé que no estoy con Snow, y eso hace que una sonrisa se dibuje en mi cara.

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