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jueves, 5 de septiembre de 2013

Capitulo 42




A medianoche, estamos reunidos Blight, Edward y yo en el salón de nuestra planta, la del distrito 7; ya que es un edificio con 12 plantas una para cada distrito. Al rato aparece  Finnick, Haymitch y dos personas más; un hombre y una mujer. No sé sus nombres pero creo que son los mentores de los distritos 3 y 6. Nos sentamos todos en la mesa del comedor
-¿Dónde está Ethan y Beth?- empieza Haymitch
-Están con Plutarch- dice la mujer- Haymitch hablemos de esto rápido yo luego me encargo de contarles.
-De acuerdo, Isabel. El caso, ahora hay una representación de los distritos 3- asiente el hombre- el 4- Finnick- el 6- Isabel-el 7- mi equipo-el 12 yo mismo, el 8 y el 11 se lo contaremos después.- Se calla y nos mira uno a uno.-El distrito 13 existe.
¿Cómo? El silencio se extiende por la sala. ¿Cómo demonios va seguir existiendo? Cuando los distritos en los días oscuros perdieron la batalla contra el Capitolio hace 75 años, los ganadores destruyeron el 13 y sometieron a los otros doce obligándoles a celebrar los Juegos del Hambre desde entonces.
En pocas palabras Haymitch nos cuenta que la presidenta del distrito 13 Coin, se puso en contacto con Plutarch, que desde hace varios años forma parte de un grupo que pretende derrocar al Capitolio, y con ayuda de otros quieren sacar a la imagen de la revolución Katniss. Y que mediante un sistema nos irán hablando y contándonos sus planes cuando estemos en la arena, como que nos ayudaran ya que Plutarch es el Vigilante jefe de los Juegos. Nos mandarán pan para que sepamos el día de nuestro rescate.
RESCATE. Esa palabra se me queda grabada, ya que eso significa que no sólo uno ganará este año sino que más personas sobrevivirán en esta ocasión.
Nuestra misión es proteger a la chica, aunque eso nos mate. Debemos hacerlo por el bien de nuestros amigos, familias, personas que han llorado por sus hijos muertos, por mi madre…
Y  Haymitch nos dice que para ganar la confianza de Katniss tendremos que proteger al chico, Peeta. Todos aceptamos y nos dice que no confiemos en los otros distritos; mejor no quiero tener que salvar a Enobaria.
A la mañana Blight y yo desayunamos y nos dirigimos a la sala de entrenamientos. Allí solo están la mitad de los tributos. Atala, la monitora, da el mismo discurso de supervivencia y cuando termina los tributos nos dispersamos. Antes de moverme analizo la situación, Enobaria se va con Brutus y otros dos tributos a tirar lanzas, Katniss se va al puesto de nudos, los del distrito 6 (ambos están algo tocados de tomar tantos analgésicos) se van a camuflaje, Peeta se va con Chaff que ahora no sé ni de qué distrito es, a por los cuchillos…etc. Practico un rato con el hacha e incluso llega Peeta y charlamos un poco sobre armas y tributos, me cae bien así que le cuento los apodos de los tributos del 3 (Beete que es Voltios y Wiress que es Majara) luego se va y al aburrirme decido dar una clase de lucha libre contra mi monitor, este me dice que me ponga lo más cómoda posible así que echo una mirada a Katniss que ahora está con los dos del 3, Wiress y Beete, es decir, Majaras y Voltios. Me quito la ropa y me unto de aceite. Y así durante dos horas.
Durante la comida, alguien tiene la idea de juntar las mesas y comer juntos. Al ir a coger un poco más de sopa oigo un desliz de la conversación entre Katniss y Peeta
-…que ha dicho Johanna Mason mientras se untaba de aceite los pechos…- le dice ella.
No puedo evitar reírme. Aunque Finnick decía que ella fingía amor por el chico yo creo que algo tiene que sentir para ponerse celosa ¿no? Mientras continua la tarde aparte de entrenar con los nudos la vigilo ya que intenta ser sociable con todos e incluso con Enobaria, que cada cierto tiempo me mira con cara de asco.  Al rato la veo irse a los tiros y he de reconocer que tiene una gran puntería. Lo hace con precisión y no falla ninguna, todos nos quedamos mirándola y ella se da cuenta porque en cuestión de segundos se gira y nos mira.
Le tengo que decir a Edward que le pida oficialmente ser aliados, aunque esta chica se podría defender solita.
Cuando estoy de camino al ascensor junto a Finnick un Avox me trae un sobre de Snow.

Mañana por la noche a las ocho, señorita Mason

Otra vez, como lo odio. Finnick me pone una mano en el hombro como dándome ánimos para lo que me espera mañana.
Al día siguiente es como el de ayer pero peor porque a la noche tengo una “cita”, pasa lento y aburrido aunque entrene y eso.
Mi estilista me pone guapa, voy con unos tacones de aguja negros, un vestido largo rojo, pegado al cuerpo pero con una raja en un lado para dejar ver bien las piernas, una peluca de pelo rizada marrón con mechas rojas, y maquillada al estilo Capitolio.
A las ocho el coche ya me espera en la puerta.          
De entre todas las personas que he tenido que compartir cama solo hay una  con la cual no me importaría verme ahora.

Daniel

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