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viernes, 19 de julio de 2013


Capitulo 28



Me despierto con una idea. No es muy brillante. Pero algo es algo.
Antes de bajar veo pasar una especie de ciervo junto a mi árbol, así que sin pensar le tiro el hacha. Evidentemente acierto, bajo lo más rápido que puedo y con el cuchillo acabo con el sufrimiento del animal.
Preparo un fuego y me tomo un buen desayuno-comida. Luego me acerco a la orilla del río para lavarme las manos que me las he manchado bastante. Recojo mi equipo, mi maletita y mi nueva hacha; la antigua la dejo en la base de mi árbol escondida.
Decido que lo mejor es un día de exploración, sólo quedamos dos, Alessandra  y yo. Yo ya sabía que algo así iba a pasar, sobretodo sabía que tendría que luchar con ella en algún momento.
Y la hora ya está llegando.
Me acerco a la Cornucopia, es en sí una estatua de color dorada, a su alrededor todavía hay materiales desperdigados por el suelo. Me inclino para recoger algunas cosillas que me podrían ser útiles como cuerdas, cuchillos, algunos sacos de dormir… etc.
Sigo ensimismada en mis pensamientos cuando oigo un ruido que proviene del otro lado de la cornucopia, que está oculto para mí. No voy a enfrentarme ahora con Alessandra, no soy tonta. Así que ando lentamente hasta el límite de las colinas sin ver a nadie a la vista. Pero cuando ya estoy bastante escondida veo a Alessandra,… creo que le voy a poner un mote. No sé para no aburrirme digo yo. Pienso… la ¿pit bull? mmm No, tengo que pensar uno bueno.
Está cavando, se lleva así un buen rato hasta que deja un buen boquete en el suelo, lo tapa con un montón de ramas y hojas. Luego se va a otro lado y de un árbol ata una cuerda y en el otro extremo coloca un cuchillo, de vez en cuando cojea…
Ahora lo entiendo, está montando distintas trampas. Ella quiere que éste sea el campo de batalla, por eso lo está modificando para que la suerte esté a su favor, si corre algún peligro lo único que tendría que hacer es correr hacia una de las trampas y que yo cayera en ella. Estúpida. Gracias a los dioses que estoy mirando. Cada trampa la memorizo, estudio e intento que se quede grabada en mi memoria.
Se aleja al cabo de las horas hacia el límite de la playa, tumbándose debajo de una palmera y se pone a zampar comida que ha cogido de la cornucopia.
La observo detenidamente, tiene algunos arañones, moratones en brazos, cara y piernas. Ah y un bonito corte en la pierna. Por eso cojeaba antes, mejor. Pero aún así, está fuerte y es lo normal ya que es una profesional; entrenada para matar. Genial.
Creo que me quedaré por aquí, pongo uno de los sacos de dormir en el suelo; desde donde estoy no me puede ver ni aunque se acerque mucho. Así que duermo y me preparo para el día que será el más duro vivido en la Arena.

Va por ti James, me queda otro muerto para vengarte amigo.

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