Me siento en mi camilla, no estoy en una habitación sino en
un hospital. Estoy rodeada de unas cortinitas blancas, así que con curiosidad y
cuidado porque aún tengo el cuerpo fatal, miro entre ellas. Veo a dos jóvenes
abrazados, más bien fundidos en un abrazo. No hace falta verles la cara para
saber que son Finnick y Annie. Es hermoso ver el amor entre dos personas así.
Pero extraño y melancólico para mi, que no me queda nada.
Mis pensamientos son interrumpidos por unos gritos, me giro
lo más rápido posible y consigo ver a Peeta agarrándole el cuello a una joven,
junto a él Haymitch se queda helado. Pero antes de que Peeta acabe con la chica
otro hombre sale y los separa. Ahora me fijo que es Katniss. ¿Qué diablos acaba
de pasar?
Me vuelvo a la cama y a la mañana siguiente Finnick es el
primero en buscarme, dándome un abrazo de oso que apenas me deja respirar.
-Hola, Jo. Te he echado de menos.
Me deja llorar un rato sobre su hombro y luego viene Annie,
que es un encanto de persona. Algo ida, pero es uno de los precios que se tiene
que pagar por sobrevivir a unos Juegos del Hambre.
Pasan los días y
ellos me hacen compañía a ratos en el hospital, dando paseos o sentándonos a
recordar cosas. Aunque también me cuentan que Peeta está bastante mal. Hay unos
mutos que se llaman raspevíspulas, que son
unas abejas manipuladas genéticamente cuyo veneno provoca fuertes
alucinaciones y en casos extremos la muerte. Pues el Capitolio con ese veneno
ha manipulado los recuerdos de Peeta, es decir, no distingue la realidad de
esas alucinaciones por eso cree que Katniss es en realidad un muto. Pobre
chica. Y pobre chico.
La vida aquí en el Distrito 13 es monótona y aburrida, todos
van con monos de un color triste y se nos da una comida sosa. Pero de donde
vengo la comida es comida. Como aún
tengo lesiones tengo que estar en el hospital todo el tiempo y si no,
tengo un psiquiatra para mi solita. Que no para de repetir que diga todo lo que
pienso.
No veo a Katniss porque esta se ha ido al distrito 2 donde
está junto al chico que me salvó, que al parecer es su mejor amigo o algo así.
Se llama Gale y también es del distrito 12. Los días pasan y Peeta no mejora,
yo sigo enchufada a la morfina para aliviar el dolor que aún siento por las
heridas.
Una semana o un poco más tarde de mi llegada nos mandan a
una sala a ver una teletransmisión del distrito 2 donde se está haciendo algo
importante. Al parecer el distrito 2 da hombres para ser agentes de la paz y
muchos están aliados con el Capitolio, allí es de donde este último saca las naves
y armas para luchar. El caso es que se encuentra en una montaña que la llaman
el hueso y creo según me contó Finnick que han creado una trampa para sacar a
la gente de allí.
Llego un poco tarde pero veo en la pantalla que Katniss se
acerca a un herido del otro bando gritando que paren y soltando su arma, pero
el herido con parte del rostro quemado la apunta con su arma diciéndole.
-Dame una razón para no disparar
-No puedo – le responde-No puedo. Ese es el problema ¿no?
Hemos volado vuestra mina en pedazos. Vosotros quemasteis mi distrito hasta los
cimientos. Tenemos todas las razones del mundo para matarnos entre nosotros.
Pues hacedlo. Haced felices al Capitolio. Yo estoy harta de matar a sus
esclavos.- concluye ella.
-No soy su esclavo- dice el joven quemado
-Yo si, por eso maté a Cato…- y va numerando a sus víctimas
en sus juegos.
-Esta noche, cuando vi caer la montaña, pensé…que lo había
vuelto a hacer. Habían conseguido que os matara, que matara a la gente de los
distritos. Pero ¿Por qué lo hice? El distrito 12 y el 2 no tienen más razón para enfrentarse que la que nos dio
el Capitolio.- habla ella- ¿Y por que estáis luchando contra los rebeldes de
los tejados? ¿Con Lyme, que fue uno de vuestros vencedores? ¿Con personas que
antes eran vuestros vecinos, quizás incluso vuestra familia?- explica con voz
tranquila- ¿Y los de ahí arriba? Vengo de una ciudad minera ¿desde cuándo matan
así los mineros a otros mineros y después se disponen a acabar con los que
consigan salir de entre los escombros?
-Estas personas- dice señalando a los heridos- ¡no son
vuestros enemigos! ¡Los rebeldes no son vuestros enemigos! ¡Todos tenemos un
enemigo en común, y es el Capitolio! Es
nuestra oportunidad de acabar con su
poder, ¡pero necesitamos a todas las personas de los distritos para hacerlo!
-¡Por favor, uníos a nosotros!-grita y la sala donde estoy
ruge en vitoreos a la chica. Pero hay algo que no cuadra, todos están quietos y
por eso me fijo que en la salida del tren por donde salió el herido algo
brilla, como el cañón de una pistola al moverse.
Estoy gritando una advertencia a la presidenta Coin que está
delante de mí, cuando Katniss cae al suelo de un balazo.
